Columna de Gabriel Zaliasnik: La hora del diablo

New constitutional council members gather for the first session to draft a new constitution in Santiago


En un breve y sugerente texto, homónimo de esta columna, el escritor portugués Fernando Pessoa, recrea un diálogo entre Satán y una mujer, sobresaltada con su aparición, a quien le explica que “el sueño, (…), es una acción convertida en idea”, por lo que “el buen soñador no despierta”.

Quizás en esas palabras se esconde la clave para decodificar no solo el discurso del Presidente de la República en su cuenta pública, sino que sus dichos en una desafortunada celebración del conglomerado político Convergencia Social cuando Chile vive una inédita crisis con el colapso del sistema pediátrico de salud.

En la ocasión el gobernante olvidando la prudencia que exige el cargo, proclamó exaltado que “cuando en redes sociales me encuentro con alguien que dice ‘yo soy del 38%’ me genera una mezcla de orgullo y escozor. Escozor, porque digo si vamos a ser el 38% y estamos orgullosos de eso, no vamos a ser capaces de cambiar la sociedad. Y nosotros queremos cambiar esta sociedad, queremos hacer cambios que sean estructurales, (…)”.

Resulta entonces evidente que el cambio de tono en público o bien incluso algunas aparentes concesiones políticas en el marco del debate y prioridades legislativas, o en el contexto del nuevo proceso constituyente, solo esconden un momentáneo repliegue táctico. No hay un genuino propósito de aceptar la derrota de sus obsoletas ideas refundacionales. No existe interés en escuchar realmente la voz mayoritaria de la ciudadanía, sino solo un solapado esfuerzo por resistir a la espera de una nueva oportunidad para imponer su agenda y falsa superioridad moral.

Así, la indiferencia por los problemas reales que el gobierno debe enfrentar, minimizándolos con larga y cuidada retorica solo sincera que el actual gobierno no quiere despertar. Por el contrario quiere abrazar un sueño diabólico que parte de sus filas compartió en la asonada delictual de octubre de 2019, desmantelando el exitoso modelo de crecimiento y desarrollo de Chile. Su ideologizada interpretación del fallo de la Corte Suprema en materia de Isapres es una manifestación de ello. Leen erradamente la sentencia de modo que cause el mayor perjuicio posible al sistema de salud privada. El propio fiasco sanitario -pese a que en la pandemia de Covid-19 se autoproclamaron en máximos expertos en salud pública-, está costando vidas por no recurrir a la atención de clínicas privadas. Mala gestión e ideología son una peligrosa combinación.

El tiempo es un verdugo que no puede ser juzgado, y en este caso ha revelado la distancia sideral entre las críticas e innobles actuaciones de quienes antes fueron oposición, y sus reales capacidades -o incapacidades- ahora que han debido gobernar. Por ello los días de nuestras autoridades transcurren como los del diablo del universo pessoano, que en su vano reino encuentra aquello que “se desea y no se puede obtener”, y sueña con lo que “no puede existir”.

Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile

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