Columna de Gabriel Zaliasnik: Tokio blues

Tokyo Marathon
Runners fill the street in front of the Tokyo Metropolitan Government Building at the start of the Tokyo Marathon Sunday, March 5, 2023, in Tokyo. (Franck Robichon/Pool Photo via AP)


Hace solo unas pocas horas, en la madrugada del domingo en Chile, tuve la fortuna de correr la maratón de Tokio. Como toda maratón se trata de una experiencia única para cada participante que pone a prueba convicciones, fuerza de voluntad y resiliencia. Además, cuando, como en este caso, se corre en tierras lejanas y culturas diferentes, uno tiene la oportunidad de ver y pensar en Chile con otra perspectiva.

En este sentido, esta maratón, la primera que corro con posterioridad a los malogrados últimos 3 años de Chile, no ha sido diferente. Sin embargo, en esta ocasión la impresión más perdurable que deja este ejercicio es constatar vívidamente el proceso de deterioro de nuestro país.

Nunca había advertido con tanta claridad nuestra decadencia. Suena amargo, pero no por ello menos cierto. El contraste entre la anomia chilena y una sociedad en que prima el respeto, el orden y el cumplimiento de las normas es apabullante. Es cierto, Japón es una cultura milenaria que trasciende el horizonte de la coyuntura política. Una sociedad en que la modernidad acoge y cuida su historia y en la que el silencio prima sobre la estridencia. Un país que se levantó del trauma de la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki para ser hoy líder mundial en múltiples ámbitos del desarrollo. Su tenacidad debiera servirnos de ejemplo para enfrentar la realidad y abandonar el actual cinismo constitucional. Es prioritario retomar el crecimiento económico para mejorar la calidad de vida de los chilenos. La discusión no es tributaria ni constitucional, sino que educacional y laboral. El debate debe enfocarse en definir si estamos dispuestos a esforzarnos para lograr los objetivos que como país requerimos. La clave, como en una maratón, está en el esfuerzo y disciplina, y no en el mero voluntarismo. Apostar por el éxito sin acompañarlo del correspondiente esfuerzo es atractivo en el discurso político, pero solo conduce al fracaso. Las vacías promesas electorales al igual que los retiros de las AFP impulsados en el pasado por quienes hoy gobiernan, son atajos para esquivar el necesario esfuerzo que Chile precisa.

En palabras de Murakami, “el esfuerzo del que hablo es el que se hace por propia iniciativa, con un propósito determinado” y agrega, “en este mundo hay gente que, a pesar de estar dotadas de un talento excepcional, son incapaces de realizar el esfuerzo necesario para sistematizarlo, y su talento se acaba malogrando”, tal como ocurre en Chile. Es evidente, Chile es un país excepcional, pero ello no basta para alcanzar los niveles de desarrollo a los que aspira. No se advierte que exista el propósito de abocarse a dicha tarea, y por el contrario las políticas públicas apuntan en sentido contrario, esto es prescindir del esfuerzo y someter a mayores cargas ciudadanas a quienes más aportan. Bajo la demagógica consigna de la igualdad, no se hace sino limitar el futuro de nuestro país.

Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile