Columna de Gabriel Zaliasnik: Trampa (o carambola) constitucional

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Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile

Concluyó el trabajo del Pleno de la Convención Constitucional. Se aprobaron irrisoriamente 499 artículos que pasan al borrador de nueva Constitución, con lo cual uno ya se puede formar una visión de conjunto de su contenido y del proceso constituyente. Ello, pese a la inexistencia de actas que permitan una mejor interpretación, pues primó la sala oscura por sobre la necesaria transparencia. Se reemplazó la cocina por un inaccesible subterráneo.

Así, resulta inevitable concluir que estamos en presencia de un texto tramposo. Los engaños reiterados permearon a la Convención. La cara más visible fue el impostor Rojas Vade con su enfermedad imaginaria, pero en realidad el fraude a la buena fe ciudadana se remonta a la trampa electoral impuesta tras el referéndum que dio origen al proceso constituyente. Al incluir ex post escaños reservados para pueblos originarios con un peso desmedido, se desnaturalizó el plebiscito.

Tan efectiva resultó la trampa que la propuesta de nueva Constitución pretende ahora incorporarla de forma permanente en el nuevo sistema político (numerando 68 de la propuesta). Se consagra así constitucionalmente una fórmula de doping electoral para alterar los equilibrios democráticos. Nada muy distinto a los tan criticados -y por ello suprimidos- senadores designados de la Constitución de 1980.

Con todo, la mayor trampa -ignorada pese a su magnitud- es la forma como de facto se superó el acuerdo de los 2/3 exigido para aprobar las normas del nuevo pacto social. Aquí está en su esencia la mayor vileza constituyente. Se usó la regla para desmontar el Poder Judicial y el sistema bicameral eliminando el Senado y, con ello asegurado, se entregó a la ley la resolución de múltiples materias claves. Con esa maniobra, se disimuló el hecho que esas leyes solo requieren contar con la mayoría de los congresistas presentes en la sala. En palabras sencillas, se burlan los famosos 2/3 y las reglas futuras que definirán el funcionamiento institucional de Chile quedan entregadas a una ocasional mayoría simple, subsidiada con escaños reservados y sin el contrapeso del actual Senado de la Republica. Como diría con elegancia Agustín Squella, una “carambola constitucional”. Sin ese refinamiento, una vulgar trampa constituyente.

La escritora Amelie Nothomb en la obra “Matar al Padre” con agudeza señala que “tendemos a confundir al tramposo y al mago. Son dos universos conectados pero muy distintos. Los magos van a intentar, con generosidad, poner en duda la realidad para que podamos cuestionarla. El tramposo, en cambio, abusará de sus cualidades de mago hasta llegar a ser decididamente deshonesto”. Está a la vista que la magia del embrujo constitucional dio paso a la deshonestidad de los tramposos al interior de la Convención frustrando, cualquiera sea el resultado del plebiscito de salida, la legitimidad y calidad de este proceso.

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