Columna de Gabriela Clivio: ¿Cuándo será suficiente?
El martes de esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó una nueva versión del informe World Economic Outlook. En esta publicación hizo hincapié en la resiliencia del crecimiento económico a pesar de las altas tasa de interés y proyecta un crecimiento de 3,2% para el año 2024 liderado por los mercados desarrollados, siendo que esta cifra se ubica muy por debajo de los crecimiento históricos de la economía global. El FMI, mencionó que la inflación ha seguido su descenso en los diferentes países a pesar de que la inflación core bajará más lentamente. Finalmente, en el informe se hace mención a los riesgos geopolíticos y al menor crecimiento esperado para China, que tendrá consecuencias negativas para los socios comerciales entre los cuales se encuentra Chile. Para el caso de Chile, el FMI proyecta un crecimiento de 2% para este año, seguido por un crecimiento de 2,5% para el próximo; dicha cifra se ubica por debajo de las proyecciones actuales del Ministerio de Hacienda. Al mismo tiempo, el organismo mejoró las proyecciones de inflación para el país y espera ahora una variación en el nivel de precios para el 2024 de 3,2%. De cumplirse las proyecciones, Chile podría completar cuatro años creciendo por debajo del crecimiento mundial y del de los países emergentes.
Si bien, el FMI proyecta un crecimiento para el caso de Chile inferior al de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, el organismo menciona que el país seguirá liderando en América del Sur en materia de Producto Interno Bruto (PIB) per cápita ubicándose por delante de países como Uruguay. Entre los aspectos que resalta el informe es la razón de deuda de los hogares chilenos que se ubica por debajo del 50% del PIB, en comparación con el resto del mundo y similar al ratio de Colombia e Israel. A pesar de esto, el informe advierte que razones de endeudamiento han aumentado en Chile.
En este contexto es importante recordar que la economía nacional mostró una debilidad inesperada en el último trimestre de 2023 -de acuerdo a las cuentas nacionales dadas a conocer por el Banco Central- y la tasa de desempleo que se ubica ahora en 8,5%. Dicha cifra no refleja a cabalidad la situación de la economía dado que esta se encuentra distorsionada por la contratación de 100.000 empleos públicos en los últimos dos años. Paralelamente a esta contratación, en 2023 se aprobó en el Congreso y se transformó en ley el alza gradual del salario mínimo desde $410 mil hasta alcanzar los $500 mil el 1 de julio de este año, lo que implica un alza de 22% en un contexto donde la inflación comienza a ubicarse dentro del rango que acomoda al Banco Central y seguimos estancados en materia de mejora de la productividad y educación. Al alza de los costos ya mencionada, hay que sumarle la ley que reduce la jornada laboral semanal de 45 a 40 horas. En los hechos, aun se ha alcanzado el salario mínimo de $500 mil cuando ya se está hablando de aumentarlo a $630 mil hacia fines del gobierno actual. A la luz de los hechos, este no parece ser el mejor momento.
Por Gabriela Clivio, economista y académica