Columna de Gabriela Clivio: “Lo esencial es invisible a los ojos”
El título de esta columna corresponde a una de las frases más famosas del libro “El Principito”, la publicación del piloto francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). “El Principito” es el libro escrito en francés más leído y traducido y las razones por las cuales elegí esta frase son varias. En primer lugar, por un motivo muy personal y quizás algo egoísta: un agradecimiento a mi vieja, quien ya no vive en este mundo hace casi 20 años. Mi mamá fue quien decidió que yo debía educarme en un colegio francés dada las características y metodología de esta enseñanza y la importancia del pensamiento crítico. La segunda razón es que su autor, Saint-Exupéry, fue un piloto de guerra. De esta manera, quiero realizar un pequeño homenaje a quienes hace 80 años participaron en el desembarco de los aliados en las playas de Normandía conocido como “D-day”. La tercera razón refleja lo que sucede en la actualidad. Nada más cierto que esta frase para ilustrar lo que está sucediendo en la economía global en materia de valoración. Este es el punto en el cual me quiero detener y profundizar.
Ya en septiembre del año 2021, el “International Valuation Standard Council” o IVSC publicaba su primer artículo con respecto a la valoración de los activos intangibles, es decir, aquellos que no necesariamente se pueden “tocar” como la marca, reputación, el know how, etc. Esta serie de publicaciones surgió como consecuencia de dos tendencias estructurales. Por un lado, los activos intangibles se han vuelto mucho más importantes para la economía global en materia de generación de valor. Por otro lado, dado lo anterior, los usuarios de la información financiera buscan cada vez más profundizar su comprensión de dichos activos.
En la actualidad, a nivel de información financiera, la mayoría de las inversiones internas realizadas por parte de las empresas se registran como gastos mientras que los activos intangibles comprados o adquiridos son reconocidos y/o revaluados en la fecha de adquisición. Por lo tanto, en la actualidad, los estados financieros pueden combinar diferentes criterios contables para diferentes activos intangibles que se explican en diferentes fechas (pero ciertamente sujetos a pruebas de deterioro simultáneas) y dado esto, omiten ciertos activos intangibles muy importantes en la generación de valor por completo. Otro gran tema es que tanto los inversionistas, como el management, los directores y líderes empresariales han ido cambiado gradualmente su mirada hacia la creación o generación de valor de largo plazo. En este escenario, las valoraciones de los activos intangibles son cada vez más necesarias para una variedad de usos mucho más allá de las “combinaciones de negocios” o IFRS3. Este cambio refleja un aumento además en el número de partes interesadas en temas de valoración, el que se extiende ahora desde empresas, hasta inversionistas (tanto institucionales como minoritarios), gobierno, autoridades fiscales, así como las instituciones financieras.
Lo positivo es que quien establece los estándares financieros (el IASB o International Accounting Standard Board) ya ha iniciado un proyecto que busca justamente mejorar el tratamiento contable de los activos intangibles y los temas relacionados a valoración de los mismos dado su impacto en la creación de valor. Esta convergencia es una gran oportunidad para la comunidad de profesionales con conocimientos específicos y la experiencia en valoración de activos intangibles.
Por Gabriela Clivio, económista y académica