Opinión

Columna de Gabriela Rosero: Brecha Salarial de Género en Chile: Un problema persistente con solución

En el mundo y en Chile, alcanzar la igualdad de género sigue siendo un desafío, a pesar de algunos avances notables. Uno de los problemas más preocupantes es la persistente brecha salarial entre hombres y mujeres. Según la ESI en 2022, la brecha de género en el ingreso de la ocupación principal fue del -25,5%. Esta brecha es incluso más alta en desmedro de las mujeres en los niveles de mayor calificación, llegando al -32,6%. Esta disparidad salarial puede deberse a varios factores que requiere medidas concretas para abordarlos.

En primer lugar, las niñas y adolescentes enfrentan estereotipos de género desde la educación primaria, lo que influye en sus elecciones profesionales. Por ejemplo, un alto porcentaje de mujeres opta por carreras que constituyen extensiones de las labores de cuidado que socialmente se les han asignado, como la pedagogía (68,9% en 2020), mientras que solo un 7% se gradúa en áreas STEM, sectores altamente masculinizados y mejor remunerados. Por ello es esencial educar para superar los estereotipos de género y fomentar la capacitación de niñas y mujeres en estas áreas para aumentar su empleabilidad.

En el sector privado, las brechas salariales también persisten. En 2022, a nivel ejecutivo, los hombres ganaban un 14,1% más que las mujeres, y la diferencia en roles administrativos y medios era del 8,5%. Estas diferencias aumentan hasta el 27,1 % en el nivel ejecutivo de las actividades profesionales, científicas y técnicas. Además, según datos del Banco Central, entre el 2012 y 2021 las brechas son mayores en las grandes y medianas empresas, que en las pequeñas. Debemos abordar esta disparidad salarial, asegurando que la igualdad de pago por igual trabajo sea una realidad en todas las responsabilidades laborales. ONU Mujeres y Pacto Global han construido los Principios de Empoderamiento económico de las Mujeres (WEPs por su sigla en inglés), una herramienta para ayudar a las empresas a diagnosticar brechas e implementar un plan para mejorar su desempeño en igualdad de género. Cualquier empresa, sin importar su tamaño o sector, puede utilizar estas herramientas para abordar las desigualdades de género en su interior.

La maternidad también genera barreras significativas, tanto para la reinserción laboral como para la brecha salarial posterior al parto. Según datos recientes del estudio “Multa por hijo(a) en Chile: La Permanente Desigualdad en el Mercado Laboral”, a los veinte meses de dar a luz, los ingresos promedio de las mujeres disminuyen un 35% en el sector privado y un 20% en el sector público. Según se indica, para las mujeres el tener un hijo/a genera una disminución significativa en los ingresos y un impacto en las trayectorias laborales de las mujeres como resultado de las tareas de cuidado y de trabajo no remunerado a las que deben dedicarse. Para abordar este problema, es crucial avanzar en un Sistema Nacional de Cuidados como un cuarto pilar de bienestar, y en políticas públicas para la conciliación persona, laboral y familiar, como licencias parentales compartidas y opciones de trabajo flexible y teletrabajo.

La brecha salarial de género en Chile es un desafío urgente que requiere acciones concretas. No solo es un imperativo ético, sino que también contribuye al desarrollo sostenible y al crecimiento económico del país, aumentando los ingresos de los hogares y compartiendo la carga del trabajo no remunerado. Debemos actuar de manera conjunta entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil para avanzar hacia un futuro más igualitario.

Por Gabriela Rosero, Jefa de Oficina de ONU Mujeres Chile

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