Columna de Giorgio Jackson: La cancha abierta y pareja

La cancha abierta y pareja
La cancha abierta y pareja. Aton Chile


Desde el 25 de octubre del 2020 hasta el sábado pasado las chilenas y chilenos vivimos 11 procesos electorales, siete de ellos con voto voluntario y sólo los últimos tres con voto obligatorio.

Las elecciones municipales y regionales del pasado fin de semana completaron la docena de elecciones en un período de cuatro años. De todos los análisis posteriores, mucho se ha profundizado en el contraste que parece más obvio, es decir comparar los recientes resultados con las últimas elecciones municipales. Bajo ese prisma es evidente que se produjo un reequilibrio de fuerzas significativo en desmedro del oficialismo, aunque probablemente no de la magnitud que esperaba la oposición.

Sin embargo, entre la última elección municipal —que fue bajo la modalidad de voto voluntario— y la del pasado fin de semana, han ocurrido hitos políticos en los que la ciudadanía se expresó con fuerza y que no pueden ser obviados en el análisis, entre ellos, los dos procesos constitucionales.

Si queremos hacer balances —entonces— analizar las elecciones del fin de semana bajo los ojos de las recientes experiencias que hemos tenido con el sistema de voto obligatorio parece, valga la redundancia, obligatorio. Y la única elección con preferencias partidarias que hemos tenido bajo dicha modalidad fue la elección de consejeros constitucionales en mayo del 2023, tras la que se consolidó la conducción absoluta del Partido Republicano y de Chile Vamos para el segundo texto constitucional que fue rechazado por la ciudadanía.

Sugiero que tomemos la reciente elección de los concejos municipales para hacernos la pregunta: ¿qué pasó en números en poco más de un año?

Si nos vamos a los votos nulos y blancos, los resultados fueron muy similares, bordeando en ambos casos el 21,5%, lo que consolida la idea de votantes que marcan opción ante decisiones binarias (plebiscito o eventualmente elecciones uninominales), pero no cuando se trata de elegir representación.

A la hora de analizar las preferencias marcadas, el Partido Republicano, si bien en un análisis 2021-2024 pasó de 12 a 235 concejalías, al contrastarlo con la elección que tuvimos hace un año, pasó de casi 3.5 millones de votos a poco más de 1.4 millones de votos. Es decir, comparado con sus expectativas inmediatas, fue el mayor derrotado.

En el caso de Chile Vamos, se observa un crecimiento en poco más de 800.000 votantes, pasando de 2.07 millones de votos en 2023 a bordear los 2.9 millones el fin de semana pasado, lo que evidentemente representa un triunfo de Evelyn Matthei sobre José Antonio Kast. Lo llamativo es que al sumar dichas listas de la oposición, vemos que disminuyeron de casi 5.5 millones de preferencias, a 4.3 millones de preferencias.

Por su parte, en el oficialismo, que es sindicado en la mayoría de los análisis como derrotado, se pasó de un agregado de 3.68 millones de votos en 2023, para sumar el fin de semana pasado un total que supera los 4.2 millones de votos.

Es cierto que cada sector buscará hacer su propio análisis, muchas veces para animar a su base, pero hay un dato objetivo e innegable: durante el último año las principales fuerzas de la oposición, tras tener el control absoluto del proceso constitucional y fallar en dicho propósito, perdieron la confianza de más de un millón de votantes, y por su parte, el oficialismo logró sumar más de medio millón.

Sólo el tiempo nos dirá cómo resulta finalmente el desenlace de las elecciones de 2025, que en la presidencial tiene sus características propias por tratarse de una elección uninominal, pero a nivel de números y tendencias basales la disputa entre el oficialismo y la oposición parece estar absolutamente abierta y pareja.

Por Giorgio Jackson, ex ministro de Desarrollo Social.

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