Columna de Gonzalo Blumel: 2025, tomar el timón

2025: tomar el timón
2025: tomar el timón

No es que el país se caiga a pedazos ni que todo esté perdido. Eso no es verdad. Pero la admirable resiliencia que ha mostrado Chile puede que no sea eterna. No sabemos cuántos embates más podremos resistir. En 2025 las cosas tienen que empezar a cambiar.



Es difícil encontrar un año tan acontecido como 2024. No fue el desmadre de 2019-2020, cuando el estallido y la pandemia revelaron nuestra peor faceta. Tampoco fue tan catastrófico como 2010, cuando los rigores de la naturaleza nos recordaron nuestra perpetua fragilidad. Ni tan malo en términos económicos como 1999, cuando la Crisis Asiática hizo añicos la ilusión de ser los “jaguares” de Latinoamérica.

Pero mirado en retrospectiva, 2024 fue un año bien desgraciado, en el que hay poco que rescatar. Comenzó con los megaincendios de Viña del Mar y Quilpué, que cobraron la vida de 135 personas y destrozaron los sueños de miles de familias, y cuyo proceso de reconstrucción ha sido un monumento a la incompetencia estatal.

Luego vino el trágico fallecimiento del expresidente Sebastián Piñera. Fue un momento que conmocionó al país, quizás porque nos hizo reflexionar sobre lo ruda e injusta que se ha vuelto la política. Aun así, fueron miles los compatriotas que se aglomeraron para despedirlo bajo el inclemente sol de febrero.

Apenas un par de meses después, Chile se horrorizaba con el despiadado asesinato de tres carabineros en Cañete —los cabos Sergio Arévalo y Misael Vidal, y el sargento Carlos Cisterna—, quienes fueron emboscados, ultimados y quemados el mismo día del aniversario institucional, en una cruel demostración del poder que han alcanzado el terrorismo y el crimen organizado.

En octubre, el drama del INBA impactó al país. Una bomba molotov explotó en un baño del establecimiento, dejando gravemente herida a una treintena de estudiantes. Este episodio no es una anécdota más: duele por esos jóvenes, pero también por la decadencia de los liceos públicos, otrora faros de luz de la nación.

El año, además, fue pródigo en “casos” que ratifican la degradación institucional que venimos experimentando. El caso Audio causó una tormenta perfecta en el Poder Judicial y golpeó con fuerza al Ministerio Público. El caso Monsalve cayó como un meteorito en La Moneda, que exhibió una puerilidad y amateurismo político que impactan. Y el caso Fundaciones siguió causando estragos, sobre todo en los gobiernos regionales.

El Poder Legislativo, por su parte, ya no sorprende. La cultura de reality se ha apoderado de la Cámara de Diputados. Solo importa la cuña corta, los cinco minutos de fama o los 140 caracteres con más likes. El debate de ideas, la deliberación razonada, la construcción de acuerdos, brillan por su ausencia. Y la única bocanada de aire fresco, la propuesta de reforma al sistema político presentada por un grupo transversal de senadores, quizás la única posibilidad de que pase algo realmente trascendente durante la actual legislatura, está siendo torpedeada por los incumbentes y buena parte del oficialismo.

Para rematar el año, el Ipom de diciembre del Banco Central confirmó que seguiremos pegados en un 2% de crecimiento durante 2025, nuestra mediocre realidad económica de los últimos 10 años. Si a eso le sumamos la porfiada inflación, que amenaza con volver a escaparse, y un desempleo que completa casi dos años por sobre el 8%, el cuadro se avizora poco alentador.

Obviamente no todo fue un desastre. Tuvimos las medallas olímpicas. Las elecciones municipales reflejan una incipiente tendencia a la moderación del electorado. Incluso, el quinto aniversario del 18-O evidenció que la ciudadanía ha tomado una sana distancia del delirio octubrista.

Sin embargo, urge encontrar un capitán que tome el timón y cambie el rumbo. No es que el país se caiga a pedazos ni que todo esté perdido. Eso no es verdad. Pero la admirable resiliencia que ha mostrado Chile puede que no sea eterna. No sabemos cuántos embates más podremos resistir. En 2025 las cosas tienen que empezar a cambiar.

Por Gonzalo Blumel, Horizontal.

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