Columna de Gonzalo Cordero: 2024 desde la relatividad
Para usar la expresión que gusta a un buen amigo, tendría que decir que “es de recibo” que todo columnista que se respete dedique su último texto del año a comentar el ciclo que se cierra. Cómo se ve nuestro país desde mi ventana, qué pasó en Chile en estos 365 días. Pero, más allá de los hechos específicos, la pregunta es en qué dirección nos desplazamos. Si es que nos desplazamos hacia alguna parte.
Einstein nos enseñó que esa respuesta depende de la posición del que observa, porque la velocidad a la que se mueve un objeto determina la forma en que transcurre el tiempo para él. Y como no todos estamos en la misma posición, ni nos desplazamos a la misma velocidad, la respuesta sería, como en la mundialmente famosa teoría, relativa.
El gobierno consolidó el fracaso de su discurso, de su proyecto y de su equipo. Por más que haya divulgadores de teorías que intentan ser ingeniosas, para convertir los fracasos en experiencia y la inconsecuencia en moderación, los hechos concretos son que el equipo y el gobierno del Presidente Boric lograron terminar de estancar la economía, normalizar la inseguridad, siguieron haciendo crecer la burocracia estatal sin medida ni control y, por último, este fue el año en que quedaron desnudos en la más grosera contradicción entre su discurso feminista y lo que hacen.
Una parte de la oposición logró consolidar su situación expectante para volver a La Moneda, pero como no se logra articular algún mínimo común denominador entre ella y las otras vertientes, todo indica que lo más probable es que solo consiga otro gobierno con minoría parlamentaria en que seguirá conformándose con reformas que celebrará como victorias, porque “la izquierda no obtuvo todo lo que quería”. Y como buena parte de sus dirigentes siguen convencidos de que para ganar tienen que disimular lo que piensan, terminan condenados a gobernar mirando en una dirección y caminando en la contraria. Eso puede hacer que el tiempo transcurra muy lentamente.
Los empresarios, pragmáticos como son y tienen que ser, siguieron diversificando su portafolio, que es la manera elegante de decir que están buscando países en que su dinero obtenga mejor rentabilidad. El Presidente de la República llama ideología a esto, sin darse cuenta que, parafraseando a Pascal, el dinero tiene razones que la razón política ignora. Y también piden acuerdos, casi cualquier acuerdo, porque eso da tiempo y el tiempo -nadie lo sabe mejor que ellos- es oro.
¿Y las personas, la gente normal? Para ellos el tiempo transcurrió más lento, porque son los que padecieron por el estancamiento. Encerrados en sus casas por el crimen organizado, una parte vivió el desempleo, otros la informalidad y todos soportaron la falta de expectativas de una economía estructuralmente paralizada.
Las personas prácticamente no avanzaron y el que intentó producir siguió al ritmo lento de la permisología. En términos relativos, en el 2024 avanzaron el estatismo y la inseguridad, mientras la libertad y el progreso siguieron retrocediendo.
Por Gonzalo Cordero, abogado
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