Columna de Gonzalo Cordero: Confusión en las huestes

RN anuncia que baja AC contra presidente Boric
Rodrigo Galilea y Ximena Ossandón anuncian que Renovación Nacional baja acusación constitucional contra el Presidente Gabriel Boric. Foto: Sebastián Cisternas/ Aton Chile


Es difícil que las últimas semanas puedan alentar el optimismo de cualquiera que siga con algún interés el devenir de nuestro país; y si, además, usted cree que Chile necesita un cambio de rumbo, volver a inspirarse en la libertad individual, en el gobierno de la ley, tener autoridades enfocadas en crear condiciones para la generación de riqueza, en un contexto de seguridad pública, entonces a su falta de optimismo podría agregarse cierta sensación de soledad.

Asumo que múltiples candidatos están recorriendo el país impulsados por estos objetivos, parados en las esquinas desde tempranas horas, literalmente poniendo la cara en la calle, en los medios de comunicación, en cada puerta que tocan para entregar su mensaje, pero es evidente que sus esfuerzos se pierden, en su mayoría, porque no se perciben como parte de una acción política que tenga un mínimo de unidad para provocar un cambio de rumbo en una dirección concreta.

Se acerca el quinto aniversario de la asonada violenta que intentó, por la fuerza, hacer caer el gobierno legítimamente constituido del presidente Piñera, destruir el orden constitucional y, por esta vía, refundar el país reemplazando nuestra identidad por un chavismo afiebrado y fracasado. Ese intento naufragó, finalmente, porque hubo una reacción liderada desde la Convención por los que, en minoría dentro de la minoría, tuvieron el coraje para enfrentar el fanatismo de la lista del pueblo, la ideología inconmovible y trasnochada del Partido Comunista, el indigenismo disociador que promovía nada menos que la pérdida de la unidad del Estado. Todo ello, mientras en los medios de comunicación se celebraba la “buena onda” del “pelao Rojas Vade”, como ejemplo de que los chilenos comunes y corrientes podrían hacer por fin un país distinto.

¿Qué vemos cinco años después que el sesenta y dos por ciento de los ciudadanos rechazó la utopía de la izquierda latinoamericana? ¿El país retomó el rumbo que marcó esa mayoría? ¿Estamos conducidos por un liderazgo que sintonice con quienes valoran a nuestras policías, Fuerzas Armadas y piden seguridad en las calles?

Es claro que no. Esta semana vimos comparecer en tribunales a los últimos dos generales que condujeron Carabineros respondiendo, en el fondo, por hacer su trabajo de intentar restablecer el orden y la seguridad pública. Las oposiciones dieron un verdadero espectáculo con las acusaciones constitucionales, sin coordinación, ni unidad de medios y propósitos. A lo que se suma un discurso culposo que, desde el ámbito cultural de la oposición, se auto flagela por la incapacidad de “atender a las causas del malestar”, validando implícita o explícitamente la tesis de que los problemas del país derivarían de la libertad económica y no de lo contrario, esto es de la pesada loza de impuestos, estatismo y burocracia -ahora elegantemente definida como “permisología”- que lleva una década asfixiando cualquier posibilidad de progreso.

¿Quo vadis derecha? Nadie parece saberlo. Hay confusión en las huestes.

Por Gonzalo Cordero, abogado

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