Columna de Gonzalo Cordero: Distopía dominical

CONVENCION


“En Huelén, a 15 días de la octava luna creciente, la división de libertad de expresión del Ministerio de Justicia de los Pueblos, en ejercicio de sus facultades constitucionales ha resuelto:

Primero, como una manera de garantizar la igualdad en el acceso al derecho humano y social de la libertad de expresión, esta autoridad democrática ha resuelto prohibir la columna de opinión de Gonzalo Cordero M., difundida hasta ahora en el periódico conocido como La Tercera, integrante esencial del duopolio de medios que tanto dolor ha causado en el pasado.

Segundo, el referido ex columnista deberá abstenerse de emitir opiniones por cualquier vía, quedándole especialmente prohibido intentar violar esta restricción a través de redes sociales, ya sea por sí, de terceros o mediante el uso de seudónimos. De igual manera se le aplicarán las sanciones penales vigentes por el uso de plataformas tecnológicas o la transmisión de persona a persona de sus ideas, las cuales han sido democráticamente calificadas como una forma injusta de violencia.

Tercero, como un paso esencial en el avance de una sociedad auténticamente pluralista y la desinvisibilización de los grupos, clases, géneros, y territorios, histórica y culturalmente postergados, el espacio recuperado será ocupado por la persona que este ministerio determine, en virtud de lo dispuesto en el artículo octavo del Libro Tercero de la Constitución vigente.

Cuarto, contra la presente resolución no procederá recurso alguno, atendidos los agravantes calificados en que incurrió el sancionado y que se detallan a continuación: el haber estudiado una carrera elitista -firmaba sus opúsculos como abogado- en una universidad que, en el pasado, promovía el dogma de un dios unívoco y patriarcal; especial mención merece el uso reiterado en sus columnas de lenguaje y conceptos jurídicos, lo que, como consta en la historia fidedigna de nuestra carta fundamental, es un lenguaje discriminador, que segrega desde el poder opresor del capitalismo; por último, se considera especialmente grave, aumentando en dos grados la pena, que el sancionado haya obtenido en calidad de advenedizo -dos funcionarios estuvieron por el uso del adjetivo “desclasado”- muchos de los privilegios de que ha profitado la elite social y económica en los últimos quinientos años.

Se deja constancia del despacho de los antecedentes al Ministerio de Igualdad de Géneros para que analice y determine si el apellido del sancionado constituye una expresión de machismo opresivo y discriminador con los miles de millones de ovejas que en la historia del mundo han existido.”

Un ruido me devolvió al presente, entonces pensé, parafraseando ese famoso poema, que primero vinieron por Jorge Arancibia, pero yo callé, porque no fui edecán de Pinochet; después vinieron por la Fundación Jaime Guzmán y yo tampoco dije nada; ya vendrán por mí y no quedará nadie para que diga algo.