Columna de Gonzalo Cordero: Gobierno, inseguridad y empresarios

“No hay progreso posible en un país donde el miedo impide el normal funcionamiento de la sociedad”, dijo la CPC, provocando una airada reacción del gobierno. La subsecretaria de Prevención del Delito reprochó que los empresarios no hicieran “ninguna autocrítica”, para luego expresar que “(la seguridad) es un esfuerzo conjunto. El gobierno lidera, convoca actores, pero cuando uno va y dice estamos perdiendo algo, quiere decir que quienes tienen que colaborar, no han colaborado lo suficiente…”. Tuve que leer dos veces para confirmar que había dicho eso.
En simple, la subsecretaria nos dice que vivimos en un país lleno de víctimas indolentes, descuidadas e irresponsables que han dejado solas a las autoridades. Mientras el gobierno trabaja incansablemente por la seguridad, hay imprudentes que se dejan asaltar en sus locales comerciales, en sus casas o en sus autos. Si no fuera para llorar, sería para reírse.
Pero el problema no solo es serio, es dramáticamente serio y, a estas alturas, de muy difícil solución. Modestamente he sostenido reiteradamente en este espacio que enfrentamos un desafío de naturaleza propiamente política. Es decir, necesitamos aplicar un cierto orden de valores, que priorice algunos bienes por sobre otros, aunque para hacerlo sea necesario imponer muy duramente, siempre en forma racional, la fuerza organizada del Estado.
Cuando no está culpando a la gente, el gobierno se defiende diciendo que ha aprobado leyes -las mismas que impidieron cuando eran oposición- y entregado más recursos que nadie antes a Carabineros. Pero todo eso será siempre insuficiente si en la sociedad no hay una cultura de respeto a la ley, acompañada de la decisión de respaldar a los encargados de hacer que se cumpla. Llevamos años discutiendo sobre las llamadas “reglas de uso de la fuerza”, que no son otra cosa que un estatuto concebido para proteger al delincuente del policía y no al policía del delincuente. Ese es el resumen del problema político en el que estamos.
Mientras sigamos viendo al delincuente, al inmigrante ilegal y, por ejemplo, al que evade el pago del Transantiago como víctimas y, por ende, acreedores del Estado no habrá políticas públicas, ni medidas eficaces. Es que no se puede llegar al poder ensalzando a “la primera línea” y teniendo de mascota al “perro matapacos”, para luego convertirse en garantes de la seguridad.
Uno de los mejores indicadores de que una sociedad está en crisis consiste precisamente en que se dejan de decir verdades obvias, porque escandalizan e irritan. En los totalitarismos se impone hasta la música que se puede escuchar y la ropa que se permite vestir, la libertad es motivo de escándalo. Esta vez la organización empresarial dijo algunas cosas obvias, como que sin seguridad no hay inversión y la reacción de la autoridad fue, por decir lo menos, destemplada.
En los últimos seis años en México la violencia ha cobrado cerca de 300 mil vidas. De ese tipo de terror estamos hablando y puede estar mucho más cerca de lo que pensamos.
Por Gonzalo Cordero, abogado
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