Columna de Gonzalo Cordero: Otro tsunami
Al escribir estas líneas, los cómputos muestran que el Partido Republicano obtiene 22 Consejeros y Chile Vamos -que compitió como el pacto Chile Seguro- otros 11. Es decir, ninguna norma de un proyecto de nueva Constitución podrá escribirse sin el voto favorable del partido de José Antonio Kast y la oposición podría redactar dicho proyecto solo con sus representantes. Se repite, pero esta vez en sentido inverso, la situación que se dio cuando se eligió la Convención.
Nunca más adecuado recordar la sabia frase de Churchill: “En política ninguna victoria es definitiva y ninguna derrota es fatal”. La derrota del gobierno y de su proyecto político es demoledora; se farreó el respaldo que obtuvo en el plebiscito de entrada, en la elección presidencial y en la del pasado órgano redactor. Pareciera que los chilenos le estuvieran diciendo que después de tres oportunidades no hay más. A pesar de todo, a pesar de ser demoledora, está lejos de ser mortal, es bueno no olvidarlo.
En el otro lado, la victoria es arrolladora, me atrevo a decir que nunca, o a lo menos en muchas décadas, la derecha había obtenido cerca del 60% en una elección comparable a esta. Igual que antes los electores le dieron la oportunidad a la izquierda, ahora depositaron su confianza en este lado del espectro. Pero ya sabemos que ese respaldo puede ser efímero. La oposición cometería un error gigantesco si no es capaz de dejar a atrás las querellas propias de las disputas electorales, este es el momento de actuar con madurez y mostrar disposición a trabajar unidos y encarnando posiciones razonables.
La Convención no fracasó solo por excluir a la oposición, fracasó principalmente por excluir la sensatez, por excluir nuestra tradición, nuestra cultura y querer refundar Chile desde una ideologización ajena al país real, ese que se levanta todos los días a sacarse la mugre y que no tiene idea de teorías como la plurinacionalidad, por mencionar solo uno de sus desvaríos.
Terminó de fracasar el proyecto refundacional de Apruebo Dignidad. La izquierda enfrenta un futuro que se ve difícil, una travesía por el desierto parece lo más probable e insistir, como dijo la ministra Vallejo, en su itinerario sin moverle una coma sería sencillamente intentar evadirse de la realidad.
“Los dioses conceden sus deseos a quienes quieren perder”. Por nuestro país, ojalá que los vencedores de ayer no lo olviden.