Columna de Gonzalo Larraguibel: “Disrupción tecnológica y de negocios: un tsunami a navegar”

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"El bajo conocimiento tecnológico y desconexión con las innovaciones en curso, muchas veces es la gran piedra de tope que, en ocasiones, también se ve acrecentada por falta de visión y voluntad para abrir paso a nuevos talentos, desarrollar nuevas capacidades en el equipo y hacer las cosas de manera diferente."



Hace algunos días un alto ejecutivo de un exitoso Marketplace comentó que cerca de un tercio de sus 45 mil colaboradores en Latinoamérica eran programadores y cientistas de datos, enfocados en el desarrollo de algoritmos orientados a potenciar la experiencia del cliente y sus economics. Una cifra que sorprende, a pesar de que desde un inicio esta empresa fue concebida con un robusto pilar tecnológico. En su relato, compartió cómo el foco avanzado en tecnología, sumado a un liderazgo con alto sentido de propósito común y a un equipo alineado y centrado en el cliente, les ha permitido mejorar sistemáticamente sus indicadores operacionales y multiplicar su valor por más de 5 veces en los últimos años. Mejorar con foco en el cliente es su cultura, su forma de trabajar en el día a día. Algo no menor, considerando la complejidad del negocio y los duros golpes que ha recibido la industria del retail en los últimos meses. Mientras grandes jugadores tradicionales han perdido valor, ellos han seguido creciendo de manera importante.

El panorama para todos los negocios cambia a paso acelerado. Como dijo recientemente el líder de BlackRock, Larry Fink, “el mundo está en transición, y las transiciones son aterradoras, desordenadas”. Hemos entrado en una nueva era que, muchos advierten, es un nuevo salto de la humanidad. “Un tsunami de innovación” donde tecnologías como la Automatización, Machine Learning y, más aún, la Inteligencia Artificial, entre otras, seguirán generando grandes disrupciones, muchas de las cuales incluso escapan a nuestra imaginación y entendimiento. Así, las empresas que cuenten con las capacidades y visión podrán sortear los nuevos obstáculos y avanzar con mayor probabilidad de éxito, mientras que las que hayan ignorado o no desarrollado estas capacidades terminarán perdiendo relevancia o, incluso cayendo en la obsolescencia absoluta.

Las oportunidades de mejora son infinitas, incluyendo la creación de productos más sofisticados, automatización de tareas rutinarias e incluso creativas, programación de algoritmos, optimización de cadenas logísticas, gestión de riesgos, gestión en tiempo real de sistemas complejos, entre muchas otras. Varias de ellas bastante simples de implementar y muy al alcance de la mano. No obstante, en nuestro trabajo con empresas vemos que la incredulidad respecto a la magnitud y velocidad del cambio, o la resistencia al mismo, especialmente al relacionado a nuevas tecnologías, sigue siendo brutal, incluso a nivel de equipo ejecutivo y en el directorio. “Esto es sólo una moda que durará un tiempo”, aún se oye decir. El bajo conocimiento tecnológico y desconexión con las innovaciones en curso, muchas veces es la gran piedra de tope que, en ocasiones, también se ve acrecentada por falta de visión y voluntad para abrir paso a nuevos talentos, desarrollar nuevas capacidades en el equipo y hacer las cosas de manera diferente.

En los últimos 15 años, Chile se ha mantenido prácticamente estancado en materia de productividad, brecha que se ve aún más desafiada por la alta velocidad del cambio en curso. Cada día nos vamos quedando más atrás como país y, en parte importante, tiene que ver con la generación de nuevos conocimientos tecnológicos: actualmente experimentamos un déficit cercano a 6 mil profesionales del sector TI al año que de seguro irá en aumento y, en la última década, sólo hemos destinado un 0,34% del PIB a actividades de I+D (Investigación y Desarrollo), versus el 2,68% que invierten en promedio los países de la OCDE. Junto a ello, es clave una mayor proactividad de los liderazgos públicos y privados para ejercer las acciones necesarias que, finamente, terminen por derrumbar en sus equipos y en ellos mismos la tan dañina resistencia tecnológica.

Su organización, ¿es consciente de la disrupción tecnológica en curso? ¿Entiende y da la relevancia adecuada a las nuevas tendencias que están transformando su sector? ¿Cuenta con una estrategia adecuada para mantenerse competitivo en el corto y largo plazo, considerando un mundo cada vez más digital y tecnológico?¿Posee el talento adecuado y le está otorgando las herramientas necesarias? ¿Usted, está preparado para este cambio de era?

* El autor es socio de Virtus Partners.