Columna de Gonzalo Larraguibel: “Potenciar el liderazgo, desafiando paradigmas”

Reunión Ejecutivos empresa

"Potenciar los equipos de liderazgo requiere desarrollar un proceso estructurado. Manteniendo el foco en el desempeño actual, que es la base para poder mirar el futuro, es necesario desarrollar y ejecutar un plan realista de cambio".



El nuevo contexto de cambio constante y veloz en ámbitos económicos, competitivos y sociales, más complejo e incierto, ha puesto importantes exigencias sobre los equipos de liderazgo, no siempre reconocidas de forma consciente, para sostener y aumentar su desempeño de corto y largo plazo.

Adaptarse a los nuevos tiempos es desafiante para los líderes, ya que implica salir de la zona de confort y cuestionar un mindset que los hizo exitosos en el pasado. Considerando buenas prácticas y nuestra experiencia, para potenciar el desempeño del equipo de liderazgo existen cuatro dimensiones principales:

1. Tomar consciencia de la oportunidad y desarrollar un liderazgo con coraje y visión de futuro: sintonizar con la evolución del mercado y las nuevas tendencias, cuestionar el status quo y vencer el miedo al cambio oportunamente, antes de verse forzados o consumidos por la nueva realidad.

2. Definir una dirección clara: generar y comunicar asertivamente un propósito común que inspire y movilice a la empresa, una visión de futuro del negocio que responda al contexto competitivo y a las expectativas de los grupos de interés, valores comunes que permitan generar la cultura adecuada y una estrategia con iniciativas concretas para alcanzar la visión deseada. Esta última debe ser cuestionada de manera permanente y ajustada cuando sea necesario, orquestando a la organización de manera oportuna y efectiva, adaptando su estructura y fortaleciendo su liderazgo.

3. Generar interacciones de calidad: tener capacidad de trabajar en equipo y con el ecosistema. Esto dista del clásico “hub and spokes” o trabajo área por área que caracteriza a muchas empresas locales, las cuales premian la eficiencia, pero no la relación ni la colaboración horizontal, base de la innovación. El trabajo en equipo implica claridad en roles y comportamientos, confianza, respeto, reuniones efectivas, agendas individuales coordinadas con las grupales y, sobre todo, la capacidad de sostener conversaciones difíciles para avanzar en los temas prioritarios y, al mismo tiempo, pasarla bien y estar motivados.

4. Desarrollar una capacidad de renovación oportuna: adaptarse proactivamente, como grupo e individualmente, a los nuevos contextos. Desaprender y aprender, desarrollar personas internamente, incorporar nuevas capacidades al equipo y trabajar con un alto grado de entusiasmo.

A pesar de que muchos de estos conceptos pueden sonar conocidos, llevarlos realmente a la práctica sigue siendo un enorme desafío para muchas empresas e instituciones. En nuestra experiencia, esto requiere contar con la voluntad de los líderes y gestionar estos cuatro elementos permanentemente, de manera simultánea y sistemática. Esto tanto a nivel del controlador para con sus directores, del directorio con el gerente general y de este con su primera línea, sus líderes críticos y, desde ahí, hacia sus equipos. Es decir, todos deben tomar consciencia de su brecha individual y colectiva y hacer su mayor esfuerzo por abordarla.

Potenciar los equipos de liderazgo requiere desarrollar un proceso estructurado. Manteniendo el foco en el desempeño actual, que es la base para poder mirar el futuro, es necesario desarrollar y ejecutar un plan realista de cambio en base a los cuatro ejes anteriores, siempre asegurando: (1) Generar convicción y liderazgo sostenido y activo del controlador y del gerente general, quienes deben ser role model y protagonistas durante el proceso; (2) desarrollar de forma participativa un propósito, visión, valores y estrategia alineados al futuro deseado y (3) frente a esa visión de futuro y sus necesidades, diagnosticar cómo está nuestro equipo y la organización hoy, tanto en lo individual como en lo colectivo. Para ello existen herramientas y apoyos especializados que permiten evaluar, por ejemplo, dónde está el equipo de liderazgo en las cuatro dimensiones antes mencionadas y la brecha que presentan, o dónde está la empresa en términos de sus valores y conductas frente a las deseadas. A partir de estos elementos, es posible co-construir un plan de desarrollo que potencie a los líderes y al equipo en función de las necesidades del negocio y ejecutarlo rigurosamente.

Con miras a potenciar a su equipo con conversaciones concretas, ¿cuál es la idea estratégica más innovadora y de mayor impacto de su empresa mirando a futuro? ¿Cuál es la acción más importante para fortalecer la confianza y colaboración en su Comité Ejecutivo? ¿Cuál es la acción más importante para adaptarse como equipo e individuos a futuro? ¿Está cada uno abierto a liderar su propio cambio y el de su equipo?

* El autor es socio de Virtus Partners.

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