Columna de Gonzalo Larraguibel y Juan José de la Torre: “Disrupción en educación, un desafío ineludible para las empresas chilenas”

Estudiantes

"Avanzar hacia un sistema de aprendizaje que fomente nuevas habilidades como la auto-generación o reinventarse, el pensamiento crítico y analítico, el trabajo colaborativo, el liderazgo y decisión, la mentalidad emprendedora, el multiculturalismo y la ética, requiere un cambio de mentalidad de todos los actores involucrados. Al tratarse de una transformación urgente y compleja, y considerando que la historia nos demuestra que no parece razonable esperar un cambio profundo y oportuno liderado por el Estado, más aún con el pendiente de resolver el sistema de educación temprana, deberían ser las propias instituciones educacionales, tanto universitarias como técnicas, junto a las empresas, los gremios y la sociedad civil, quienes “tomen el toro por los cuernos”, asumiendo el liderazgo de apoyar a estudiantes y trabajadores para cerrar las brechas con que los reciben."



Mejorar la educación es uno de los temas más debatidos a nivel político, social y empresarial en Chile, especialmente respecto a la enseñanza preescolar, básica y media, donde las personas viven etapas cruciales de su desarrollo. En las últimas cinco décadas ha habido avances notables en cobertura, años de escolaridad, inversión y calidad, entre otros. No obstante, los recientes bajos resultados del SIMCE, que según la ex Ministra Mariana Aylwin, durante la última década han estado “entrampados”, bordeando el límite del mínimo recomendado por la OECD, nos recuerdan que este desafío aún está lejos de resolverse, constituyendo uno de los mayores obstáculos al crecimiento del país, el desarrollo social y bienestar de las personas a lo largo de su vida.

Mientras el Ejecutivo y los políticos se ponen de acuerdo en cómo resolver este “desastre”, “terremoto” u otro eufemismo que se quiera utilizar, dependiendo si es el gobierno u la oposición de turno quien lo dice, las personas y los empleadores no pueden esperar. En un mundo en veloz cambio y evolución, donde elementos como la tecnología y nuevos paradigmas sociales están transformando radicalmente nuestra forma de trabajar y relacionarnos, el “life-long learning” se ha vuelto más crucial que nunca. Más aún en nuestro país, donde muchas personas arriban a la educación superior o a la fuerza laboral con significativas brechas técnicas, emocionales y de liderazgo. Una situación que lejos de resolverse sólo amenaza con seguir en aumento, afectando especialmente a aquellos más vulnerables que, aun teniendo potencial intelectual y voluntad, no han tenido la oportunidad de acceder a una buena educación. Para la mayoría de los chilenos, como ha señalado el Rector Carlos Peña, el sistema no ha resuelto que “la cuna no marque su destino”.

Actualmente tenemos importantes déficits de personal capacitado en múltiples industrias, lo que ha ocasionado que en sectores tan relevantes como la salud, por ejemplo, no se hayan podido habilitar las suficientes camas críticas intermedias para la alta demanda de pacientes afectados por el virus sincicial. De no resolverlo, esta situación sólo se irá complejizando. Por ejemplo, un estudio de Accenture advierte que al 2030 nuestro país podría desaprovechar cerca de USD 13 mil millones en crecimiento si es que no se prepara a la población en las habilidades del mercado del futuro.

Avanzar hacia un sistema de aprendizaje que fomente nuevas habilidades como la auto-generación o reinventarse, el pensamiento crítico y analítico, el trabajo colaborativo, el liderazgo y decisión, la mentalidad emprendedora, el multiculturalismo y la ética, requiere un cambio de mentalidad de todos los actores involucrados. Al tratarse de una transformación urgente y compleja, y considerando que la historia nos demuestra que no parece razonable esperar un cambio profundo y oportuno liderado por el Estado, más aún con el pendiente de resolver el sistema de educación temprana, deberían ser las propias instituciones educacionales, tanto universitarias como técnicas, junto a las empresas, los gremios y la sociedad civil, quienes “tomen el toro por los cuernos”, asumiendo el liderazgo de apoyar a estudiantes y trabajadores para cerrar las brechas con que los reciben.

De hecho, algunas empresas ya se han hecho cargo, impulsando iniciativas que incluyen programas de capacitación según área o nivel de desarrollo, financiamiento para programas según necesidades e intereses, tiempo laboral destinado al aprendizaje y vinculación con la academia. A más largo plazo, es necesario un enfoque más disruptivo, colaborativo y estratégico para identificar, definir y ejecutar planes y políticas que creen y desarrollen estas nuevas capacidades, facilitando el flujo de conocimientos y creando ecosistemas de aprendizaje continuo entre colaboradores y otros talentos que le rodean. Por ejemplo, la CPC y sus gremios controlan Inacap y la Universidad Católica al Duoc UC, las mayores instituciones de educación técnica en Chile, por lo que podrían potenciar su acción saliendo de la zona de confort interna y desarrollando con más fuerza ecosistemas educativos con empresas y actores de la sociedad civil, potenciando su impacto educacional, social y de resiliencia.

Fortalecer la educación es un tema país donde empresas, gremios, instituciones de educación y la sociedad civil pueden y deben generar un aporte más significativo en la vida de las personas, mientras al mismo tiempo fortalecen su sostenibilidad. Su liderazgo en esta materia, necesaria para su propio crecimiento o incluso subsistencia, de igual manera puede convertirse en su principal pilar de legitimidad y aporte social. La mayor manifestación del nuevo rol de la empresa del que tanto se habla, pero que pocas veces se materializa en algo tan concreto, relevante y congruente con su quehacer.

Y usted, ¿cómo está abordando el desafío de potenciar el talento en su organización? ¿Qué disrupción está dispuesto(a) a hacer en su empresa, institución o gremio para que estos cambios tan necesarios para el futuro del país, finalmente sucedan? ¿Cómo puede crear un ecosistema educativo con otros para potenciar su acción?

* Los autores, Gonzalo Larraguibel, socio de Virtus Partners y Juan José de la Torre, CEO de Raven.