Columna de Gonzalo Muñoz Stuardo: PAES y educación pública: hablemos en serio
Los resultados de la PAES han generado nuevamente un encendido debate sobre la calidad de la educación escolar, las brechas entre tipos de colegios y la situación de la educación pública. Si bien este examen no está diseñado para ninguno de esos fines, se ha vuelto común el argumento de que la educación pública está empeorando y en crisis, utilizando como insumo para esa conclusión algunos rankings de “mejores colegios” y la presencia de liceos públicos en estas clasificaciones. Se realiza además un esfuerzo sistemático por asociar estos resultados a las reformas recientes (como la Ley de Inclusión), aunque técnicamente esas asociaciones son incorrectas.
Pero, ¿qué nos dicen los datos? Primero, muestran que los resultados de la educación pública en las pruebas de admisión a la educación superior se mantienen estables en la última década. Por ejemplo, si miramos de dónde proviene el 20% de mejor desempeño en estas pruebas (PAES, PDT y PSU), la proporción de estudiantes de la educación pública ha permanecido en torno al 17 o 18% desde el 2015. Por otro lado, la brecha entre tipos de colegios no ha aumentado, cuestión consistente con los estudios internacionales que muestran que el estancamiento de los aprendizajes afecta tanto a centros públicos como privados. Además, a pesar de que los resultados de los liceos emblemáticos han estado disminuyendo hace varios años -a nivel promedio, ya que el desempeño de estos colegios sigue siendo destacado considerando el número de alumnos que rinde la prueba- esto no ha afectado el desempeño global de la educación pública ni las oportunidades individuales de los jóvenes, pues los mejores desempeños más bien se han distribuido: en los últimos 15 años, ha aumentado en un 50% (de 1.000 a 1.500) los colegios con alumnos que obtienen resultados en el 10% superior de las pruebas de admisión. Los altos puntajes se concentran en más colegios, cuestión positiva desde una perspectiva inclusiva del proceso educativo.
Como la educación pública escolar se encuentra en pleno proceso de reforma (con la creación de los SLEP), es importante también incluir en el análisis lo que ha estado pasando con los resultados de este cambio, mirando indicadores complementarios a la PAES. Sabemos que, en ámbitos críticos como la tasa de asistencia o la retención de estudiantes, y a pesar de todas las dificultades que ha tenido esta reforma, los SLEP son la dependencia que más rápido está avanzando. Un estudio de Agencia de Calidad, utilizando los datos del Simce, mostró también que los colegios públicos que están en este nuevo sistema evidencian logros positivos, especialmente en los sectores más vulnerables. La información que tenemos muestra que el desempeño de la educación pública se encuentra en movimiento y que ese movimiento es positivo.
Por supuesto, nada de esto debería dejarnos tranquilos, pues la educación pública enfrenta enormes desafíos. Ojalá la preocupación de estos días se traduzca ahora en un apoyo permanente y transversal a la educación pública, sobre todo en un año clave para el debate de futuro. Para eso se requieren acciones urgentes (como un amplio acuerdo en el Congreso para aprobar la ley en trámite que permitirá mejorar la implementación de la NEP), y también otras iniciativas clave que apunten a mejorar la calidad, como una política de actualización de la infraestructura, la concreción de una carrera directiva y el fortalecimiento de los sistemas de apoyo pedagógico a las escuelas más desaventajadas.
Por Gonzalo Muñoz Stuardo, académico de la Facultad de Educación UDP
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