Columna de Gonzalo Muñoz y Daniel Vercelli: Lo que nos deja la COP28
Escribimos estas líneas mientras la Expo City de Dubai aún está decorada y dispuesta para sostener la COP28, con sus gráficas verdes y blancas en la zona azul, donde algunos pabellones ya empiezan a desmontarse.
Lo primero para destacar es que fue una COP con un inicio muy por sobre las expectativas, cuando de inmediato se logró concretar el fondo de pérdidas y daños, y empezaron a comprometerse montos a dicho fondo desde el primer día (un anhelo histórico de los países del sur global, logro en el que la ministra Maisa Rojas tuvo desde el año pasado un rol preponderante). A medida que avanzaron los días, tuvimos la sensación ambiente, y por declaraciones de muchos actores, que habría “agua en la piscina” para una declaración histórica en el sentido de apuntar por primera vez a la eliminación (phase out) de los combustibles fósiles, lo que además estaba respaldado por 127 países, 1.400 líderes globales, de empresas, líderes religiosos, ONG, juventud, etc. (entre las que contaban nuestras firmas y la de muchos empresarios y directores de empresas chilenos que logramos movilizar). Fue tan real esta posibilidad que los países de la OPEC reaccionaron casi en pánico actuando en conjunto para intentar bloquear cualquier mención al petróleo. Hacia el final de la COP, las tensiones entre ambas posiciones hicieron temer que por primera vez se cerrara una COP sin declaración final o con un texto que defendiera el statu quo siendo martillado con una sala medio vacía, lo que habría sido un fracaso estrepitoso para la presidencia de los Emiratos Árabes Unidos, pero por sobre todo, para el mundo.
De estas semanas de esperanza, desilusión, tensión y resolución final, ¿qué nos queda?
- Por primera vez se incorpora una intención real de “transition away” de todos los combustibles fósiles, en esta década, para llegar a cero emisiones netas al 2050, siguiendo a la ciencia. No es un “eliminar”, pero es algo que todos pudieron firmar y, definitivamente, un avance impensable para la gran mayoría dadas las tensiones que generó la figura de Sultan Al Jaber (CEO de ADNOC) desde que fue nombrado presidente de la COP28. De 80 países abogando por eliminar el uso de combustibles fósiles (“phase out”) en la COP27 pasamos a 127 en un año, y a la totalidad aceptando el “transitioning away” (la declaración la suscriben todos). Un avance significativo, si bien no es radical, pero que al compararlo con el resultado de la COP26 en Glasgow, donde se dio la misma tensión entre “phase out” y “phase down” (reducir) pero referido exclusivamente al carbón. Dos años después la discusión cubrió todos los combustibles fósiles, un rápido avance en la dirección correcta, que marca una tendencia y una señal clara para la ciudadanía y los mercados con numerosas menciones al objetivo de cero emisiones netas al 2050, en línea con los 1,5°C.
- Compromiso de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética hacia el 2030.
- Gran avance en metano y los compromisos asociados desde una gran cantidad de actores para reducir las emisiones de este importante gas de efecto invernadero, de la mano de Marcelo Mena y el Global Methane Hub, incorporando este año bajo el trabajo y liderazgo comprometido de Carolina Urmeneta (también del Global Methane Hub) el efecto de los residuos en su generación.
- Extraordinario compromiso en agricultura y sistemas alimentarios firmado por 159 países y cientos de actores no estatales, determinados a transformar esos sectores que hoy contribuyen con el 30% de las emisiones, y que actualmente está fallando en su rol de alimentar de manera correcta a una población global creciente, tarea que me fue encomendada (Gonzalo Muñoz) como miembro del equipo de los High Level Champions por parte de la Presidencia de esta COP y en la cual los resultados superaron todas las expectativas.
- Compromisos financieros concretos detrás del concepto de “pérdidas y daños” por primera vez en la historia. Sumando todos los acuerdos de los que se habló, se superaron los 87 billones de dólares que fluirán desde el mundo industrializado al mundo en desarrollo, ya sea para mitigación, adaptación, resiliencia, lo que se transformará además en nuevas inversiones que debieran crear nuevos puestos de trabajo “verdes” en los países receptores de parte de estos fondos.
- Una vez más, parte importante del sector privado y otros stakeholders estuvieron subiendo la vara de ambición, o retroalimentando lo que se conoce como “loops de ambición”, círculos virtuosos en los que las metas negociadas por los estados sirven de piso para acciones y ambiciones aún más altas de parte de los stakeholders que tienen más clara las implicancias de esta crisis climática y las oportunidades que abre, lo que a su vez respalda y exige al mismo tiempo aspiraciones más altas también desde el mundo de los negociadores de los estados. Estos actores no estatales han comprendido de manera clara que un planeta sano y comunidades prósperas son indispensables para negocios también prósperos. En ese sentido, vimos esta dinámica muy alineada a lo que comentamos en algunos foros previos a la COP: impulsos mayores vendrían de este mundo, incluso más que de las negociaciones entre estados. Claramente la transformación se mantiene imparable.
- China y EE.UU. conversan. Eso es siempre buena noticia y en esta COP hablaron mucho.
- Convergencia entre COP de cambio climático y la de biodiversidad, expresada en una declaración conjunta entre ambas presidencias. Esa convergencia refleja la interconexión que tienen ambos temas en la realidad, y la necesidad de abordarlos juntos.
Las COP no son una línea de meta en sí mismas, sino una nueva línea de partida que se renueva cada año y marca el “desde” para el siguiente ciclo. Si bien siempre habrá expectativas cumplidas y otras que no, estamos un paso más adelante en la dirección correcta. Quisiéramos más velocidad, pero la naturaleza humana en los temas colectivos generalmente nos enlentece, sino piensen en cuánto nos cuesta ponernos de acuerdo en decisiones de nuestras comunidades o vida cotidiana. Lo importante es que avancemos y, en ese sentido, si no hubiera ocurrido esta COP, probablemente no estaríamos hablando sobre cómo avanzaremos en el plan de transición para dejar los combustibles fósiles, acelerar las energías renovables, movilizar recursos hacia quienes están sufriendo los impactos de los fenómenos climáticos extremos, o de resolver los desafíos para alimentar de manera saludable y sustentable a la población.
Por Gonzalo Muñoz, High Level Climate Action Champion COP25 y cofundador Manuia, Daniel Vercelli cofundador Manuia y director de empresas