Columna de Gonzalo Said: “Del dicho al hecho”
"Lamentablemente, el Gobierno en vez de buscar fórmulas que maximicen la eficiencia en el desarrollo de la industria y en los aportes futuros hacia el Estado, diseña una hoja de ruta con tintes ideológicos que pone en duda inversiones y retrasa a Chile en la carrera por el litio. El resultado fue elocuente, pues el IPSA retrocedió más de 3% el día después del anuncio -con SQM cayendo casi 15%- y la prensa internacional habló de la “nacionalización del litio en Chile”, sin hacer ninguna distinción de nuestros pares latinoamericanos, como Venezuela, Bolivia o Argentina."
El discurso del presidente Boric en la Enade tuvo esos momentos de encandilamiento que permiten pensar que las cosas pueden ser distintas. El primer mandatario lanzó varias frases que reflejaban cierta madurez en su relación con el sector privado. “Hay algo que independiente de cualquier diferencia nos une y nos permite trabajar juntos: el amor profundo hacia nuestro país”. “La política y el liderazgo en todas sus formas es el arte de la porosidad, de escuchar y aprender de quién piensa distinto, del diálogo, del acuerdo, de encontrar los puntos mínimos comunes”. “Concuerdo plenamente en que el crecimiento es lo más importante del desarrollo y para tener una distribución más justa y más rica”. “No tengo ninguna duda, el empresariado tiene un tremendo rol y una responsabilidad que es ineludible y la colaboración público-privada para ello es fundamental”.
Luego del discurso, muchos sintieron -genuinamente- estar presenciando un cambio de en la valoración hacia el sector privado, tan vapuleado en el pasado por muchos de los que hoy gobiernan. Otros, más escépticos, pidieron transformar en acciones este cambio de tono.
El anuncio de la Estrategia Nacional del Litio de ese mismo día nos aterrizó nuevamente a la realidad. La propuesta del Gobierno limita el rol privado en la extracción y procesamiento del mineral a una participación minoritaria en la Empresa Nacional del Litio, en subordinación al Estado. No fue suficiente el aporte de US$5 mil millones de las empresas de Litio al Estado el año pasado -que duplicaron los aportes de Codelco- para graficar que cuando las regla están bien definidas, todos ganan.
Lamentablemente, el Gobierno en vez de buscar fórmulas que maximicen la eficiencia en el desarrollo de la industria y en los aportes futuros hacia el Estado, diseña una hoja de ruta con tintes ideológicos que pone en duda inversiones y retrasa a Chile en la carrera por el litio. El resultado fue elocuente, pues el IPSA retrocedió más de 3% el día después del anuncio -con SQM cayendo casi 15%- y la prensa internacional habló de la “nacionalización del litio en Chile”, sin hacer ninguna distinción de nuestros pares latinoamericanos, como Venezuela, Bolivia o Argentina.
El Presidente dice comprender la necesidad de que Chile vuelva a crecer, pero quiere descubrir un nuevo modelo de desarrollo, uno que cambie “la receta del crecimiento que fue efectiva durante los primeros años de este siglo” pero que, en sus palabras, se agotó. La pregunta de fondo es cuánto influyeron las malas políticas públicas de los últimos 20 años en agotar la receta de crecimiento y, más importante aún, cuánto afectarán al crecimiento futuro las actuales que están en discusión.
Lo que está claro es que no es trivial crecer poco. Utilizando la famosa “regla del 72″ se necesitan más de 70 años para duplicar el ingreso si crecemos a 1% y solo 14 años si creciéramos al 5%. Es evidente, además, que la inversión y el crecimiento no llegan por frases sentidas o palmotazos en la espalda. A países como el nuestro, en una región compleja, distantes de los grandes de centro de consumo y con problemas sociales profundos, la inversión llega cuando existen condiciones favorables lo que incluye reglas claras y estables, esquemas tributarios competitivos, un mercado laboral flexible y un Estado que se orienta en proveer servicios públicos de calidad y no en competir con los privados.
* El autor es empresario.
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