Columna de Gonzalo Vial Luarte: Una oportunidad para un Chile más equitativo

Vistas Santiago
Foto: Andrés Pérez.


Nuestro país se encuentra en un momento crucial de su historia con el nuevo proceso constituyente en curso, tenemos la oportunidad de forjar un futuro más equitativo y justo para todos los chilenos y chilenas. En paralelo se ha creado el Consejo Nacional de Desarrollo Territorial (CNDT), el cual emerge como una posibilidad para moldear un país que –marcado por su diversidad geográfica y cultural– debe promover y asegurar el desarrollo de todas sus regiones y comunas de manera integral.

Esta nueva entidad tendrá la misión de continuar los avances y contribuciones de los consejos nacionales de desarrollo urbano y rural, aglutinando sus desafíos y necesidades, y acogiendo las diversas formas de habitar, especialmente las rurales que registran mayores niveles de rezago. Esto supone el alto desafío expresado por su presidenta, Paola Jirón, de “eliminar las divisiones entre lo urbano y lo rural, y empezar a pensar vinculadamente”, considerando así las necesidades y potencialidades de cada rincón de nuestra nación. Para ello se requiere una mirada con pertinencia territorial en la creación de nuevas políticas públicas que nos permitan un desarrollo equitativo y sostenible.

Una de las características promisorias de este nuevo consejo, cuyo rol es asesorar al Presidente de la República, es la diversidad de sus integrantes. Además de representantes de diversos ministerios, de las asociaciones de gobernadores y de municipalidades y gremios, también contempla las vivencias de 14 miembros, que representarán a profesionales colegiados, sociedades científicas, organizaciones ciudadanas, medioambientales, que se incorporan como miembros de la sociedad civil. Lo anterior, ayudará a contar con una mirada integral, diversa y transversal, que permitirá levantar propuestas surgidas del consenso, tan escaso como deseado en estos tiempos.

Es muy relevante para el éxito y sostenibilidad de la instancia la colaboración entre el gobierno central, los gobiernos regionales y locales, pero fundamentalmente ir construyendo propuestas que tengan una implementación efectiva de políticas públicas, leyes y proyectos derivados del diálogo que, por cierto, requerirá de un compromiso constante y una visión a largo plazo de las autoridades.

Por otra parte, es esencial empoderar a las regiones para que tomen decisiones locales y gestionen sus recursos de manera eficiente. La descentralización no sólo implica transferir poder político, sino también recursos económicos y, particularmente, capacidades técnicas, ambos aspectos aún en deuda. En este sentido, este nuevo CNDT debe seguir la senda iniciada por su antecesor, el CNDU, creando instancias en los niveles regionales que repliquen la lógica propositiva de la matriz nacional en cada región del país.

Por todo lo anterior, es absolutamente fundamental que la visión sistémica del desarrollo territorial también sea parte de la discusión y quede plasmada en la propuesta de nueva Constitución. De esta forma, se entrega al espacio democrático futuro la posibilidad de materializar políticas públicas para la construcción de un Chile social y territorialmente más equitativo.

Gonzalo Vial Luarte, Director Ejecutivo Fundación Huella Local