Columna de Guillermo Larraín: Chile abierto en un mundo neoproteccionista
Luego de apagar su horno de fundición, en un mes cerrará Huachipato. La empresa intentó de manera infructuosa que se le aplicaran medidas proteccionistas (derecho antidumping), pero no sirvió. Esa fue una muy mala opción. Primero, porque la forma de mostrar la existencia del dumping debe seguir ciertos pasos que la empresa no estaba en condiciones seguir. Segundo, si se le hubiera aplicado el derecho a su favor, eso solo hubiese encarecido el costo de importar bolas de acero de ese solo proveedor. Sin embargo, en el mundo hay unas 600 siderúrgicas, que aunque no todas producen bolas, muchas podrían hacerlo. El problema de Huachipato era estructural.
Chile evitó entrar en la lógica proteccionista que amenaza al planeta. Según el FMI, durante el año 2023 se implementaron más de 1.000 medidas proteccionistas, en una lógica acción-reacción bien documentada. El neoproteccionismo se plantea en dos variantes: una usa instrumentos de política comercial proteccionista so pretexto de consideraciones estratégicas (seguridad nacional es la más común). La otra consiste en vender como política industrial medidas que en realidad son proteccionistas. Hoy la política industrial se basa en la idea de competencia, no en protección.
Hay rasgos comunes entre la dinámica actual de proteccionismo y la que vivió el mundo entre 1930 y 1970, época marcada por eventos económicos y políticos de gran gravedad. Entre 1939 y 1945, los países no tenían muchas opciones al desarrollo orientado hacia adentro. Chile siguió esa lógica. ¿Debemos repetir la misma estrategia o, para enfrentar casos como el de Huachipato, debiéramos hacer otras cosas?
Hay que reaccionar distinto. Chile tiene hoy tres fortalezas que no tenía entonces. Primero, el cambio tecnológico necesario para enfrentar el cambio climático está generando gran demanda por la producción de bienes en los que Chile tiene a priori ventajas comparativas: el litio, energías renovables no convencionales e hidrógeno verde. Segundo, la primera etapa proteccionista encontró al mundo sin institucionalidad que coordinara a los países. A pesar de las críticas al funcionamiento de la OMC, esa institución sigue siendo un referente importante y sus acuerdos tienen validez legal en los países miembros. Chile debe ser un agente activo de fortalecimiento de esta institucionalidad porque Chile es el país con la red más completa de acuerdos comerciales bi o multilaterales. Estos acuerdos representan para Chile “un activo estratégico único” al que debemos aprender a sacarle provecho en esta fase proteccionista.
Finalmente, no es descartable que las ventajas comparativas chilenas evolucionen producto de los dos puntos anteriores. La solidez institucional y acceso a energía renovable limpia y barata puede redibujar la competitividad de algunos sectores y revitalizar la capacidad de crecimiento de Chile.
Por Guillermo Larraín, acádemico, FEN U. de Chile
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