Columna de Guillermo Larraín: Es malo hablar tanto de modelos
Si no se aprueba una reforma a las Isapres, estas pueden terminar en insolvencia. El modelo chileno de privatización parcial de la seguridad social en salud corre el riesgo de desaparecer. En materia previsional, hace algo más de un lustro No+ AFP rugía por su eliminación y luego aparecieron los retiros de fondos de pensiones. Hoy está menos amenazado, pero el sistema previsional también ha vivido momentos de riesgo existencial.
¿Por qué Chile en lugar de discutir problemas discute modelos? Esto no es reciente. En los 60 se hablaba de los modelos globales que negaban unos la existencia de otros, la oposición entre capitalismo y comunismo. Luego vinieron la “vía chilena al socialismo” y el “modelo neoliberal”.
En parte, la discusión de modelos permite un debate público de ideas, lo que juega un cierto rol de educación pública. Al contrario, en muchos países latinoamericanos la discusión pública se ahoga porque en realidad lo que hay son solo intereses económicos.
El lado malo es que la discusión de modelos rápidamente se polariza. Como un modelo es una simplificación de la realidad, la discusión rápidamente muta en enfrentamiento ideológico en el que nadie gana o pierde por paliza. Las ideologías resisten ataques y cuando una parece muerta, resucita.
Uno puede iniciar una negociación sin ceder, sin embargo, casi siempre se llega a una solución intermedia. Como el debate político se ideologiza, después de la batalla cada uno se siente reconfortado por defender sus ideales. El problema es que, a fuerza de no ceder, en los hechos terminamos al borde de la cornisa y cuando quieren negociar, puede ser tarde. Esto describe bien el caso Isapre o la reforma previsional. Las Isapres dicen ¿no será ahora, después de resistirnos tantos años, el momento de mutualizar riesgos? El gobierno dice “pero si el 3% para solidaridad lo propuso Piñera, ¿por qué no lo aprobamos ahora?”.
Si llegan a quebrar las Isapres, ¿hasta dónde llegará la paciencia ciudadana con dirigentes que irresponsablemente ponen en riesgo nada menos que su vida? Si nuevamente se rechaza la reforma previsional, ¿hasta dónde llegará la paciencia de quienes, ya jubilados, viven momentos de angustia?
Parte de la responsabilidad es del sistema político. Como en el debate ideológico nadie gana o pierde, la forma que tiene la sociedad para aprender es viviendo experiencias y corrigiendo si luego fallan. Esto supone un sistema político que, después de debatir ideológicamente, toma decisiones, zanja posiciones. Chile lleva años en que nadie gana la batalla ideológica y no se toman decisiones. Unos quedan frustrados porque su visión de mundo no avanza y otros se sienten amenazados porque las ideas contrarias siguen vivas. Un mal sistema político como el chileno no permite el aprendizaje, que es esencial para el desarrollo.
Por Guillermo Larraín, académico FEN, U. de Chile