Columna de Guillermo Larraín: Juicio a la reforma y su proceso

Pensiones
Juicio a la reforma y su proceso. Andres Perez

La acumulación de ahorro y su mejor gestión financiera pueden ser importantes para el crecimiento.



Finalmente, Chile tiene reforma previsional. Buena noticia. No es la reforma perfecta que yo hubiera diseñado, pero es tan buena que logró ser aprobada y eso vale. No es lo que quieren oír extremistas y expertos en finanzas que no saben de pensiones, pero es verdad.

La idea de subir la tasa de cotización de cargo del empleador comenzó a finales del primer gobierno de Piñera y, en esa dimensión, logró apoyo inmediato. Desde entonces, en 2013 hasta enero de 2025, básicamente lo único que hemos discutido es qué hacer con esos puntos de cotización.

La discusión se ideologizó hasta niveles insoportables y francamente tontos. Nunca en realidad estuvo en juego la existencia de la capitalización individual. En la Comisión Bravo, la propuesta “C” -que propuso un sistema de reparto- tuvo un voto de 25, el de su autora, una economista polaca.

En los sucesivos congresos que discutieron reformas, el conteo de votos nunca tuvo ni de cerca la mayoría para un reemplazo total del sistema. La alternativa de crear un sistema de transferencias intra o intergeneracionales, seguro de longevidad o el bono de garantía siempre se refirió a los nuevos puntos de cotización.

Sí, hubo gente que planteó que la totalidad del 6% fuera a esquemas distintos de capitalización individual directa. Digo directa porque en varias alternativas planteadas, incluso por este gobierno, las cotizaciones terminaban en cuentas individuales, pero después de pasar por sistemas de transferencias.

Aunque a algunos no les guste, la cuenta individual tiene su lugar bien ganado en las preferencias de los chilenos, más aún después de los retiros de fondos que demostraron que la plata existía.

En lo personal, este reinado de la cuenta individual no me molesta sino hasta que se usa para negar que un sistema de seguridad social tiene que tener elementos de aseguramiento. La PGU es un elemento de aseguramiento universal provisto por el Estado y es valioso, pero deja sin protección a la clase media. El bono garantía financiado con cotizaciones es casi un sistema de seguro entre cotizantes. Su financiamiento a través del préstamo es tortuoso, pero es un avance.

Quizá lo más relevante de la reforma es que se haya aprobado y se inicie el incremento en la tasa de cotización. No será fácil para las empresas; necesitamos que el país vuelva a crecer a un ritmo aceptable.

La acumulación de ahorro y su mejor gestión financiera pueden ser importantes para el crecimiento. Si se hubiera aprobado la reforma de 2015, que técnicamente era mejor, las pensiones ya serían superiores y el ahorro acumulado desde entonces sería al menos un 30% superior al que hubo. De eso, al menos la mitad estaría en Chile. Este 30% de menor ahorro es, en los hechos, el precio que el país ha pagado por exagerar los argumentos, por no mirar los problemas de manera racional y políticamente realista, y finalmente por dilatar la aprobación de una reforma que el país requería a gritos.

Por Guillermo Larraín, académico FEN, U. de Chile

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