Columna de Guillermo Larraín: Urge crear condiciones para la cooperación
Desolador. Oyendo las radios y leyendo la prensa pareciera imposible llegar a acuerdos. La polarización está enquistada en la sociedad, es nuestro “dilema del prisionero”: cada uno sigue sus propios intereses, nadie coopera y todos estamos peor.
Para subirme el ánimo, algunos amigos me corrigen usando la encuesta CEP. Los sociólogos dicen que las polarizadas son las elites. Los politólogos, que la adhesión a los valores democráticos presenta una mejoría en los últimos tres años.
Si el problema es de las elites ¿cómo generar condiciones para que cooperen?
En 1984, Robert Axelrod publicó “La evolución de la cooperación”, una investigación inspirada en el “dilema del prisionero”. Sostiene que dos personas aisladas acusadas de un delito del que no hay pruebas, se delatarán mutuamente si se les promete a cada uno una pena menor si acusa al compañero. Esto depende de dos supuestos: que el juego no se repita y que no haya comunicación.
Axelrod explica cómo puede surgir la cooperación entre dos jugadores que solo piensan en sí mismos, como nuestras elites políticas. El resultado es brillante.
La necesidad de cooperar tiene dos condiciones. Primero, que haya interacciones futuras donde cada jugador deberá decidir si coopera o no. Mientras más larga la secuencia, más razonable es cooperar inicialmente. Segundo, mientras más se valoren las interacciones futuras, más racional es cooperar.
¿Cómo salir del dilema del prisionero? Primero, gobierno y oposición deben reconocer que tienen muchos períodos en que deberán interactuar, que la intensidad de la interacción disminuye, pero no desaparece con las elecciones. Segundo, como ambos se deben a su electorado, deben reconocer que cada interacción es importante para ellos, que no es una guerra entre enemigos, sino interacción entre adversarios. Tercero, el riesgo de gobernar es que la iniciativa tiene que venir del Ejecutivo. La jugada inicial debe alargar el horizonte del otro jugador y aumentar la importancia de cada interacción. Cuarto, en estas condiciones, a la oposición le resultará racional cooperar.
El gobierno debe ofrecer discutir un paquete, que contenga cosas valiosas en varias dimensiones y con triunfos probables de lado y lado. Por ejemplo, se puede crear un sistema de seguro social, luchar contra la evasión y elusión, y no subir los impuestos. Se pueden subir los quórums de reforma constitucional, reformar el régimen político e incluir el concepto de Estado social y democrático de derecho.
El gobierno deberá ordenar las combinaciones posibles y, dialogando, elaborar un plan que invite a cooperar. Le costará porque las condiciones iniciales son pésimas. Sin embargo, no debe perder de vista que a la oposición le puede resultar racional cooperar.
Por Guillermo Larraín, académico FEN, Universidad de Chile