Columna de Hans Eben: “Trabajo híbrido, ¿un indulto a la inequidad de género?”
"Las razones para cambiarse de lugar de trabajo son diversas y varían entren países, pero algunas que se repiten son la desigualdad en las oportunidades de carrera, culturas poco inclusivas y baja flexibilidad".
Dejando de lado el ránking de los mejores sándwiches del mundo, donde colocaron el pan con palta como originario de Estados Unidos, siempre es importante mirar lo que hacen otros países. En enero pasado un importante hito ocurrió en Inglaterra en relación con el camino a la igualdad de género. La meta de llegar al 40% de mujeres en directorios del FTSE 350 se cumplió tres años antes de lo comprometido y sin ley de cuotas. Al parecer, en muchos países del mundo que se lo han propuesto, hay avances en una mayor participación de mujeres. Aún falta acelerar, pero avances hay. Buenas noticias para esta semana, donde se conmemora otro 8 de marzo. Lo que no es buena noticia, es que, en algunos países como Estados Unidos, estudios como el realizado por Women Workplace y LeanIn.org (330 mil mujeres), señalan que el año pasado fue el año donde las mujeres registraron la mayor tasa de cambio de lugar de trabajo. Sólo por nombrar uno de los tantos datos, por cada mujer directora que logró una promoción, hay dos mujeres directoras que renunciaron. Esto viene a derribar el mito que las mujeres son menos ambiciosas que los hombres. El retener a estas mujeres líderes, está siendo cada vez más difícil y pareciera que es un nuevo desafío, que se viene a sumar al de la desigualdad existente.
Las razones para cambiarse de lugar de trabajo son diversas y varían entren países, pero algunas que se repiten son la desigualdad en las oportunidades de carrera, culturas poco inclusivas y baja flexibilidad. Sobre este último tema, si es tan importante, entonces, entre más flexibilidad entregue una empresa, especialmente a mujeres, estas lograrían una mayor retención. De hecho, los beneficios del trabajo híbrido o full “home office” para una gran mayoría son bastante claros. Y creo que hay mucho de cierto en esta hipótesis. De igual forma, con el tiempo comienzan a aparecer varias luces amarillas y desafíos que considero importante tener presente. De acuerdo con Delloite y su estudio Women@Work 2022, el 67% de las mujeres que trabajó en un ambiente híbrido siente que han sido excluidas de importantes reuniones y la mitad declara que no tiene la exposición a los líderes de la compañía, clave en toda carrera, pero especialmente en la de una mujer.
Por muy injusto que sea, uno de los grandes desafíos de las mujeres en culturas poco inclusivas, es el de estar constantemente demostrando sus habilidades y la de estar muy visible. Entre mayor flexibilidad, pareciera que es más difícil el sobrellevar estos desafíos. De hecho, ya se está acuñando el concepto de sesgo de proximidad. Por último, triste es escuchar a mujeres que ven en el beneficio de la flexibilidad laboral, un lugar donde pueden ser más ellas mismas, sentir menos discriminación y menos juzgadas. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué ocurre esto¿, ¿por qué algunas mujeres se sienten más cómodas al otro lado de la pantalla? ¿Las culturas poco inclusivas de algunas empresas están siendo indultadas por la pantalla? La flexibilidad laboral puede contribuir a la equidad de género, pero no es la panacea y es más, podría el remedio ser peor que la enfermedad y, peor aún, podría estar escondiendo problemas estructurales de la cultura de inclusión de la compañía.
* El autor es director de empresas.