Columna de Héctor Soto: Lecciones de humanidad

EMILIA PÉREZ JACQUES AUDIARD KARLA SOFÍA GASCÓN 1
Karla Sofía Gascón en Emilia Pérez, filme de Jacques Audiard.


Mitad y mitad. Posiblemente hay pocos libros cuyas primeras páginas sean más inspiradas, conmovedoras y bellas que las de Transtorno (Alfaguara, 2024), la segunda novela que publicó el escritor austríaco Thomas Bernhard. Pero -todo hay que decirlo- pocas se vuelven tan duras de leer, tan áridas y son tan reiterativas como las de este libro en su segunda parte. Las primeras 80 páginas, extraordinarias. Lo que viene después, un ladrillazo. El libro trata de las visitas que el médico de un pueblo chico hace a pacientes de su comarca en compañía de su hijo de 10 o 12 años. Esa parte es preciosa, por los ambientes que recorre, por las historias que escucha, por las dolencias que trata, casi siempre asociadas al duelo, a la soledad, a la humillación y al fracaso. Después, padre e hijo suben al castillo de un príncipe que está completamente demente y el relato abandona la tercera persona para cederle la palabra a este personaje en un largo, agotador y obsesivo discurso hecho de odio, paranoia, rencor y autodestrucción. Los fans de Bernhard saben que no es un escritor fácil y por eso mismo lo adoran y lo han convertido en un autor de culto. Los demás lo miran con respeto, ciertamente, pero también con miedo. Es cierto que puede ser un autor bien adictivo. Nadie podría dejar de reconocer, sin embargo, que es un escritor muy “pegado”, en el más literal sentido de la palabra: no va para adelante, tampoco para atrás.

Catarsis. El año 2017 el productor y cineasta francés Tom Volf estrenó una pequeña y extraordinaria película testimonial, María por Callas, que recorría parte del ascenso y la caída de la más célebre soprano del siglo XX. Volf se tomó años recopilando en distintos archivos su material. Fue un trabajo de cariño, respeto y admiración, elaborado a partir no de testimonios de otros, sino de escritos y declaraciones de la propia María Callas, dichas en el documental por la voz maravillosa de Fanny Ardant. Hay que ver ese trabajo, delicado, emotivo y espléndido, para dimensionar la ridiculez, antipatía y brocha gorda de la cinta de Pablo Larraín. Ahora más que nunca hay que verlo. O volver a verlo, no solo como catarsis, sino también para poner las cosas en su sitio.

Prejuicios. El gran estreno de la temporada seguramente será el musical francés Emilia Pérez, dirigido por un director hasta aquí impecable, Jacques Audiard (El latido de mi corazón, Un profeta, De óxido y hueso). La cinta, que reúne malas canciones, es un tributo a la imaginación trans, con guiños tanto al mundo narco como a la colorida y pintarrajeada estética mexicana. La cinta ha sido aplaudida por su originalidad -la tiene- y por su atrevimiento. Esto último, sin embargo, es más discutible. Porque no hay mucho atrevimiento en pasar por alto el pacto mefistofélico que hace la protagonista, una abogada talentosa, pero poco reconocida, con uno de mayores capos de la droga, donde ella se hace rica y él consigue lo que quiere. Tampoco es tanto el atrevimiento de ver en México la imagen supuestamente “primitiva” de una sociedad dominada por el fetichismo y la barbarie. Es posible que desde París las cosas se vean así. Hay que estar en América Latina, sin embargo, para comprobar que las cosas son más complejas y que esos arquetipos no son más que simplismos y prejuicios.

Psiquiatría y demonios. Es posible que no sea gran literatura, pero sí es un testimonio tremendamente golpeador. Joaquín Miranda Fuentes, el autor de Pscosis lúcida (Hueders, 2024) tenía 15 años y un creciente cuadro de angustia, entre otros síntomas, cuando fue internado en una clínica psiquiátrica en Santiago, en una experiencia donde todo -el diagnóstico, la experiencia, los fármacos, el resultado- salió mal. Lo notable es que él se sobrepuso, que terminó el colegio, que se licenció después en Letras en la Católica, que obtuvo un magíster, que fue un académico por un tiempo y que después terminó dedicándose a la fabricación de instrumentos musicales. Esta es la crónica no siempre feliz ni siempre triunfal de ese recorrido. Un libro que te hace pensar en lo terriblemente dura que puede ser la vida para algunos y en lo fácil que, en comparación, puede ser la nuestra. Notable.

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