Columna de Hernán Cheyre: ¿Nuevos vientos en la economía?
Las últimas cifras conocidas sobre niveles de actividad han generado en los mercados un cambio de matiz en la percepción respecto de lo que podría ser la evolución de la economía durante este año. El hecho de que 2022 haya cerrado con una expansión del PIB por encima de lo que se esperaba (en torno a 2,7%), sumado a que las perspectivas internacionales comienzan a adquirir un perfil menos negativo, permite avizorar un año 2023 algo mejor que lo inicialmente proyectado, si bien las estimaciones siguen siendo negativas.
No obstante la persistencia del necesario ajuste recesivo en marcha, las estimaciones oficiales empezaron a incorporar esta nueva percepción, ajustando su proyección para este año a una variación del PIB de -0,7%. Cabe recordar que el reporte de diciembre del Banco Central había situado el rango de caída entre -0,5 y -1,5 por ciento. La contracara de lo anterior está siendo una tasa de inflación cuyo ritmo de ajuste a la baja aún no se consolida como se esperaba, lo cual pone en duda si el momento del inicio del proceso de reducción en la tasa de interés por parte del instituto emisor será o no en una fecha cercana, como se venía anticipando.
El Banco Central deberá ser especialmente cuidadoso en esta materia, ya que si bien hay vientos que indican que el ajuste recesivo está haciendo sentir su efecto sobre los precios, que la disminución en el tipo de cambio está aportando lo suyo, y que el panorama internacional en materia inflacionaria también muestra signos de ajuste -especialmente aquella parte derivada de la guerra entre Rusia y Ucrania, como la energía y ciertos alimentos-, sigue latente el riesgo de que surjan vientos en la otra dirección que anulen y terminen devastando todo lo que se ha logrado.
¿Y cuáles son estos otros vientos? La amenaza de nuevos retiros previsionales que algunos actores políticos vienen promoviendo desde hace algún tiempo, y que ciertamente van a adquirir mayor fuerza en el mes de abril, al cumplirse un año desde la fecha en que fue rechazada la iniciativa parlamentaria que fue presentada con tal propósito. ¿Cuál es el antídoto para esto? Unidad y responsabilidad de todas las fuerzas políticas moderadas, de gobierno y oposición, mostrando una firme voluntad y compromiso de no traspasar esta línea roja, lo que sería fatal para la economía como un todo, pero especialmente para el ahorro, para la inversión, y para el funcionamiento del mercado de capitales, herramienta fundamental para poder satisfacer necesidades tan básicas como el sueño de una casa propia al que aspira la mayoría de los chilenos.
Salvo para los grupos extremos con espíritu refundacional, está en el interés general no perseverar en la línea de los retiros, uno de los principales culpables del impuesto inflacionario que está pagando la mayoría de los chilenos así como del doloroso ajuste recesivo en marcha, que ha provocado un mayor desempleo y que ha disminuido las remuneraciones reales de los trabajadores.
Por Hernán Cheyre, Centro de Investigación Empresa y Sociedad, U. del Desarrollo