Columna de Hernán Cheyre: País de emprendedores


RETRATO SEBASTIAN PIÑERA
FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA


En estas primeras semanas posteriores al fallecimiento del expresidente Sebastián Piñera, empiezan ya a delinearse los primeros esbozos de lo que podría considerarse su legado. La forma en que enfrentó desafíos como la reconstrucción post-terremoto, el rescate de los mineros y la pandemia causada por el covid-19, dan cuenta de una capacidad de gestión que no tiene parangón, y con justa razón este es un factor que sobresale en el perfilamiento de su legado. Pero lo suyo fue mucho más que “gestión pura” puesta al servicio de la solución de problemas específicos, ya que detrás de ello había una visión que le daba pleno sentido a lo que se estaba haciendo.

En el plano económico, se suele afirmar que durante sus dos gobiernos no hubo ninguna “gran reforma” que gatillara un cambio en la trayectoria de crecimiento. Pero es que para esto no existen las balas de plata, y la única receta efectiva consiste en ir sumando pequeños cambios, en los más diversos ámbitos, con foco en la inversión, la productividad y el empleo. En esta línea merecen destacarse algunas de las iniciativas que impulsó desde el Ministerio de Economía durante su primer gobierno orientadas a mejorar el entorno para el emprendimiento y la innovación, convencido de que es ahí donde radica la capacidad de crecimiento de los países. Esto significó partir por lo más obvio, como lo era facilitar el comienzo de un negocio (empresas en un día), pero también su término para los casos fallidos (nueva ley de quiebras, o de “reemprendimiento”). Todo esto, complementado por una agenda de impulso competitivo, por el fortalecimiento de herramientas para brindar mejor acceso a financiamiento a empresas de menor tamaño (garantías crediticias) y por nuevos instrumentos de apoyo a la innovación, donde destaca el mejoramiento de la ley de incentivo tributario para promover las actividades de I+D.

Mención especial cabe hacer a la instauración del programa Start-Up Chile, orientado a “importar” talento emprendedor desde otros países y a la generación de redes que permitieran conectar a emprendedores locales con los centros de emprendimiento internacionales, el cual ya se ha convertido en una política de Estado. No obstante el apoyo que le brindó a iniciativas de este tipo, el expresidente Piñera -celoso guardián de los recursos públicos- mostraba cierto escepticismo respecto de los programas de apoyo al emprendimiento en razón de su costo y efectividad, por lo que sus colaboradores debíamos presentar nuestros mejores argumentos para convencerlo. No sin razón, el énfasis lo colocaba en la configuración de un entorno adecuado para emprender y para innovar, en el cual el fortalecimiento de la competencia y la disminución de barreras al emprendimiento debía jugar el rol fundamental. El expresidente Piñera trabajó férreamente para avanzar en la dirección de convertir a Chile en un país de emprendedores.

Por Hernán Cheyre, Centro de Investigación Empresa y Sociedad (CIES), U. del Desarrollo

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