Columna de Hernán Cheyre: ¿Y los próximos dos años?

LA MONEDA: 23 de enero del 2024


En la discusión sobre la evolución de la economía durante los dos primeros años del Presidente Boric, nadie podría desconocer que se han logrado avances importantes en la recuperación de los equilibrios macroeconómicos, lo cual queda de manifiesto al observar la tendencia de la inflación y del déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Pero ello no obsta a que también se tenga que reconocer que la situación económica de los chilenos está peor que hace dos años. Más allá del debate que ha habido acerca del crecimiento del PIB durante 2023, que en términos per cápita decreció un 0,5 por ciento, si se toma como referencia el consumo de los hogares per cápita lo que muestran las cifras del Banco Central es que durante los últimos dos años se ha producido una caída en torno a 5 por ciento. Este dato duro es indesmentible.

Pero más que discutir acerca de lo que pasó, preocupémonos ahora de lo que está por venir en los próximos dos años. Es probable que durante 2024 la expansión del PIB incluso supere el 2 por ciento, pero de ahí en adelante el ritmo tendrá que adecuarse a lo que es el potencial de crecimiento de la economía chilena -medido por el PIB tendencial-, que no supera el 2 por ciento anual para el sector no minero, lo que en términos per cápita equivale a 1,4 por ciento al año. Esta cifra, absolutamente insuficiente para satisfacer las necesidades de la población y para aspirar a un mejor nivel de vida para los chilenos, constituye el principal talón de Aquiles de nuestra economía, y la principal amenaza a la estabilidad social. ¿Cómo lograr un punto de inflexión que sea sostenible? Con mayor inversión, mayor empleo y mayor productividad. ¿Está el gobierno trabajando en esta dirección? En el discurso sí, en los hechos no.

En materia de inversión hay iniciativas orientadas a lograr mayor celeridad en la aprobación de nuevos proyectos, pero es en la aplicación práctica donde radican los principales cuellos de botella. En el ámbito tributario, las primeras luces sobre el nuevo proyecto indican que los cambios en la tributación al capital no estarían abordando el problema de fondo de la pérdida de competitividad internacional. En lo laboral, no se advierten avances en la línea de lograr mayor flexibilidad, sino todo lo contrario, estando aún pendiente la aprobación del proyecto de salas cuna. Y en cuanto a productividad, la principal palanca para apuntalar el crecimiento de largo plazo -tal como lo hicieron los países asiáticos- radica en mejorar la calidad de la educación, partiendo por las etapas tempranas. Mientras no haya decisión y compromiso de avanzar a paso firme con este norte, no será posible salir de la mediocridad en la que estamos empantanados. Dura pero ineludible tarea para los próximos dos años.

Por Hernán Cheyre, Centro de Investigación Empresa y Sociedad, Universidad del Desarrollo

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