Columna de Hugo Herrera: Inventar
Inventar, inventar es una tarea eminente de la política, por ella la política es arte y no ciencia: se trata de producir instituciones que articulen y expresen la situación popular de manera imaginativa, viendo lo que todos de alguna manera sentían, pero no eran capaces de decir.
Inventar es lo que le falta al gobierno. El FA llegó al poder portando dos mensajes. Uno, el moralizante, de la condena al mercado y la exaltación de la deliberación racional como camino al comunismo. Otro, republicano, más integrador e institucional, que se ha logrado visualizar en algunos discursos del Presidente.
Dos mensajes en un solo gobierno, empero, pueden limitarse entre sí y detener la marcha. Y el gobierno se ha estancado. Sus propuestas destacadas son rasantes, se limitan o bien a buscar más dinero, por la reforma tributaria, poniendo así los medios antes que fines claros; o bien a demoler instituciones inventadas en la dictadura (AFP).
Tal actitud y el radicalismo moralizante podrían sumirnos en años de feroz decadencia. Más aún, cuando los factores más relevantes del malestar que explotó en 2019 siguen activos: élites desarraigadas, discursos demasiado abstractos, instituciones que se deterioran, un pueblo o bien segregado y hacinado en Santiago o bien preterido en regiones, una educación escolar dañada.
¿Cómo puede el gobierno salir de ahí?
De la Crisis del Centenario nos sacaron gobiernos que, además de tener liderazgos dispuestos a abrirse a otros sectores y a pensar en el país por sobre los pequeños credos, inventaron. Entendieron la política desde su dimensión nacional o de Estado y su labor inventiva. Ibáñez y Alessandri son criticables en muchos aspectos, en último trámite fueron caudillos. El segundo carga el peso de sangrientas matanzas. Pero no puede desconocérseles la capacidad para visualizar, primero, una nueva república y, segundo, las nuevas instituciones requeridas por ella.
Alessandri puso los rudimentos de un Estado social y volvió a privilegiar la institución de la Presidencia de la República por sobre un decadente Parlamento. A Ibáñez lo golpeó la crisis de 1929, pero a su fuerza creadora se le deben instituciones que definieron y definen todavía al país. Creó la Contraloría General de la República, la Tesorería General de la República, Carabineros de Chile, la Fuerza Aérea de Chile, la Línea Aérea Nacional, la Caja de Crédito Minero, el Instituto de Crédito Industrial, la Dirección de Aprovisionamiento del Estado, las superintendencias de Bancos y la de Seguros y Sociedades Anónimas y reorganizó la Dirección General de Impuestos Internos.
Encaminar a Chile a la salida de la Crisis del Bicentenario exige del Presidente Boric dejar atrás decisivamente el moralismo frenteamplista en favor de una conducción nítidamente republicana, y concentrarse, antes que en los medios o la demolición, en la visualización del país de la época que adviene y proceder en consecuencia creando las instituciones de las décadas por venir.
Por Hugo Herrera, profesor titular Facultad de Derecho UDP