Columna de Hugo Lavados: La pregunta de Vargas Llosa
Es conocida la pregunta que hizo el Premio Nobel de Literatura, “cuándo se jodió el Perú”. En el contexto actual, dan ganas de hacerla para Chile. No obstante, prefiero recordar la afirmación en la campaña del ex Presidente Clinton: “It’s the economy, stupid”. No es necesario ofender, por lo que se puede decir “son muchas cosas, políticos”.
Es lamentable, pero enfrentamos mucho más que una economía con serias trabas. No levanta el empleo, tampoco la inversión ni la aprobación de proyectos. No se aprovechan oportunidades y se hipoteca el futuro, como el caso del litio.
En Educación existe perplejidad y molestia ante la cantidad de temas graves para el futuro de los aprendizajes.
Tenemos una crisis en la atención de salud en el sector público, con intolerables listas de espera, sin nuevos proyectos de hospitales, pero con debates interminables sobre la salud privada
En vivienda crecen los campamentos y rucos, sin un plan poderoso para ir disminuyendo el déficit. En violencia es pan de todos los días la presencia de los narcos, atentados en la Araucanía, asaltos y robos. Es anecdótico, pero pésimo para la imagen país, el robo de un bus en los Juegos Panamericanos.
Podemos seguir y sumar, como la falta de acuerdo en pensiones, o impuestos, Existen “brotes verdes”, no muy abundantes, en investigaciones sobre enfermedades, nuevos proyectos más bien pequeños con base tecnológica, e inversiones que han logrado sortear la red larga y enredada de permisos.
En un curso de Desarrollo Económico, el profesor Paul Rosenstein-Rodan, uno de los promotores del enfoque llamado “big push”, nos enseñó que, para levantar a un país decaído, sin ánimo (yo agregaría y enojado), se deben abordar varios frentes a la vez, con inversión pública y programas de incentivos a privados. Un gran impulso que, en nuestro caso, debería identificar programas teniendo como enfoque efectividad en el gasto público.
En cambio, nos llenamos de mesas y comisiones investigadoras. Sin soluciones ni responsabilidades.
Una protesta importante (el mal llamado estadillo social mezcló planteamientos legítimos de malestares, con violencia irracional), no tendrá que ver con una nueva Constitución, que no puede llevar soluciones a los problemas antes indicados. El malestar lo incuba la falta de soluciones, exceso de diagnósticos (incluyo a las universidades) y desconsideración por las personas concretas. Nuestra responsabilidad hacia los jóvenes y el país nos hace ser muy críticos, intentando aportar con soluciones.
Ojalá podamos responder a la pregunta de Vargas Llosa diciendo que estuvimos al borde de irnos cuesta abajo, pero frenamos a tiempo y volvimos a caminar por un camino de progreso para todos.
Hugo Lavados, rector de la Universidad San Sebastián.
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