Columna de Humberto Verdejo: Incertidumbre total en el sector eléctrico: al borde del abismo

Enel Chile analiza la venta de sus activos de transmisión eléctrica


Desde hace muchos años Chile ha sido catalogado como líder en la región para avanzar hacia la transición energética, que implica necesariamente reducir en el corto plazo el uso de combustibles fósiles e incorporar decididamente las energías renovables no convencionales. Para lo anterior, evidentemente se requiere de políticas públicas, sólidas y de largo plazo.

Uno de los grandes avances regulatorios para lograr incentivar el uso de proyectos renovables fue la implementación de las famosas y reconocidas “licitaciones de suministro”. Este mecanismo permitiría introducir mayor competencia, atraer capitales extranjeros, fortalecer los proyectos renovables y, lo más importante, reducir las cuentas para los usuarios finales. El punto de mayor éxito de esta política fueron los precios de adjudicación históricos y reconocidos a nivel mundial en el año 2017.

Sin embargo, las licitaciones de suministro por sí solas no serían suficientes para avanzar en la transición energética. En complemento a lo anterior, se reformuló la regulación de transmisión para no repetir las experiencias de retraso en la construcción de líneas como fue el caso del tramo Cardones – Polpaico. La memoria es frágil y debemos recordar que al par de meses de terminado el proyecto, la nueva línea estaba totalmente saturada como una autopista concesionada en las horas punta. En ese escenario, el Estudio de Franjas sería la herramienta para no repetir los mismos errores. Por lo tanto, las condiciones regulatorias apuntaban hacia un horizonte promisorio.

Desafortunadamente, el contexto actual es totalmente distinto y es necesario realizar un análisis de las cosas que no se han hecho bien y que tienen al sector eléctrico al borde de una crisis que podría no tener retorno. Los motivos de esta aseveración tan cruda y dolorosa se detallan a continuación:

1. Los proyectos de estabilización de las tarifas reguladas, conocidos como Pec 1 y 2, han modificado claramente los flujos de caja de las empresas de generación, y en particular, las de tecnología renovable. En términos simples, las reglas del juego cambian en función de la contingencia y el Estado no ha aportado a resolver, de manera estructural, a los problemas que se han producido.

2. Se han presentado recurrentemente atrasos en la emisión de los decretos tarifarios que fijan los precios y que se traducen en los ingresos de las empresas del sector. Adicionalmente, los costos propios de la operación del sistema se han incrementado de manera sostenida: reserva hídrica, servicios complementarios, por mencionar algunos.

3. La autoridad del gobierno anterior eliminó el Estudio de Franjas del proyecto emblemático Kimal – Lo Aguirre, haciendo reaparecer todos los problemas que tuvo el tramo Cardones – Polpaico y la autoridad actual no ha revertido esta medida.

4. La columna vertebral del sistema eléctrico se encuentra en una condición compleja, puesto que los famosos “desacoples” se presentan de manera recurrente y producen una total distorsión económica al momento de despachar unidades de generación.

5. Las restricciones de transmisión generan condiciones de vertimiento en centrales de generación y que en la práctica se traduce que la energía renovable no tiene por donde llegar a los consumos. Por lo tanto, la energía efectivamente no se aprovecha.

6. No se han implementado medidas efectivas para introducir tecnología y flexibilidad al sistema. Hasta la fecha no se ha tramitado totalmente el proyecto de almacenamiento y el reglamento de potencia necesariamente debe ser actualizado.

7. En la medida que no se implementen sistemas de almacenamiento masivo y flexibles para aprovechar la energía renovable, es probable que se sigan presentando situaciones como inflexibilidad y despachos forzados.

La situación es compleja y debe ser abordada por la actual autoridad con la mayor celeridad posible. No debemos llegar al punto en que los proyectos clave para la transición energética se retrasen o retiren de la operación. Si las líneas de transmisión siguen con tanto retraso o las empresas de generación desisten del cumplimiento de sus contratos, estaremos en un punto sin retorno y en el fracaso de las políticas públicas de energía. En este sentido, si al menos los 7 puntos anteriores no resuelven en el corto plazo, definitivamente la transición energética será solo una declaración de buenas intenciones.

Por Humberto Verdejo, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Usach