Columna de Humberto Verdejo: La red eléctrica de distribución es una caja negra
El evento climático del viernes de la semana pasada hizo realidad los peores escenarios que se pudieron imaginar para la operación de la red eléctrica de distribución y desafortunadamente han golpeado como nunca al usuario final, además durante los próximos meses tendremos alzas de tarifas realmente importantes. Estamos en un escenario en que recibimos un servicio costoso y con deficiente seguridad-calidad de suministro. Para entender cómo llegamos a esta situación, debemos considerar que este resultado es la suma de varios factores:
- Resulta incomprensible que en los tiempos actuales la red eléctrica siga siendo una caja negra donde los usuarios deben avisar cuando están sin suministro eléctrico. Lo razonable sería que las empresas tuviesen toda la red monitorizada y los tiempos de reposición sean equivalentes a los de aquellos países en que siempre nos comparamos.
- Nos hemos dado cuenta que la Superintendencia de Electricidad y Combustibles solo tiene facultades para multar por incumplimiento de servicio. El fiscalizador debiese cautelar que los planes de mejoras comprometidos por las empresas efectivamente se concreten. En este contexto, urge fortalecer el rol de la SEC con mayores recursos y dotación para cumplir la función definida en la ley.
- Ha quedado en evidencia que no existe diálogo para solucionar el problema que están representando actualmente los árboles urbanos. Existen tres tipos de árboles que afectan la red eléctrica: los que están en la franja de servidumbre y son responsabilidad de la empresa, aquellos que deben ser gestionados por los municipios y, finalmente, los que se ubican en terrenos de privados. En este episodio climático extraordinario cayeron al menos 2.000 árboles y no tenemos certeza qué pasará con aquellos que resistieron el viento, siendo que tenemos semanas de invierno por delante. Es urgente planificar qué se hará en los próximos meses e identificar los puntos débiles que seguramente existen. Para lo anterior, la autoridad debe articular un trabajo a la brevedad.
- También quedó en evidencia el error que significó postergar en 2019 el despliegue de tecnología para monitorizar la red hasta el último usuario del sistema. Nos entrampamos en un diálogo de sordos por un costo de arriendo de 400 pesos y que tuvo consecuencias tan complejas al cuestionar el esquema tarifario del momento. Lo anterior fue parte del origen que ocasionó la estabilización de la tarifa eléctrica y que ahora se traduce en una mochila en la tarifa que recién terminará el año 2035.
Debido a la emergencia, se ha hecho recurrente hablar de compensaciones. En este escenario, se ha transparentado que los montos de reparación dependerán de la categoría que tiene el par empresa-comuna donde se ubique un determinado usuario. Esto refleja que la calidad de suministro no es la misma para todos y, en un contexto en que la autoridad pide electrificar consumos, no es justo tener comunas con mayores exigencias que otras.
Además de las multas, sanciones y ceses de concesiones que anuncia la autoridad, se debiesen buscar mecanismos para reforzar las inversiones que la red eléctrica que requiere con urgencia. Las estrategias de corto plazo debiesen ser establecer planes de obras urgentes, equivalentes a lo que ocurre en transmisión y diseñar mecanismos para financiar soterramiento de tramos de línea críticos. Debemos retomar el despliegue de tecnología para iluminar la red eléctrica y que tozudamente se deja de lado por el temor a prejuicios arraigados por la fallida implementación de una política pública del pasado.
Por Humberto Verdejo, académico Ingeniería Eléctrica, Universidad de Santiago de Chile