Columna de Ignacio Cienfuegos: La profesión más antigua del mundo
Alguna vez el expresidente de los Estados Unidos Ronald Reagan salió con la siguiente joyita: “Se supone que la política es la segunda profesión más antigua de la Tierra. He llegado a la conclusión de que guarda una gran semejanza con la primera”.
La asociación de la política con el comercio sexual tenía obviamente un sentido peyorativo, patriarcal, bastante propio de una figura pública (un actor), quien se erigía como un “outsider” de la política tradicional, haciendo un juicio moral sobre supuestas conductas “impropias” de la actividad política.
Como fuere: es verdad que la política como profesión, como diría Weber, tiene una larga historia: desde Aristóteles en el siglo IV, pasando por Maquiavelo y sus recomendaciones al príncipe en el siglo XV hasta la aparición del Estado moderno, observamos el propósito de profesionalizar la política. Recomendaciones sobre el uso de la violencia; mecanismos para la búsqueda de legitimidad y/o del orden; métodos y opciones en la toma de decisiones frente a conflictos entre grupos sociales que disputan bienes colectivos; la prescripción de principios o virtudes que deben guiar la conducta de los políticos profesionales, han sido algunas de las preocupaciones que se relacionan, además, directamente con el origen de la ciencia (de la) política.
Emparentada con la Ciencia Política y con las Ciencias de la Administración, pero con conocimiento e historia propia, la Administración Pública es también una de las profesiones más antiguas del planeta. Podemos trazar su origen al surgimiento de las primeras civilizaciones. Particularmente en Roma, por ahí por el 300 D. C., Mamertino utilizó por primera vez el término “administración de la cosa pública” (administratione res publicae). Ya en el siglo XVI podemos identificar la primera edición del régimen de Venecia, que apuntaba a la elección de los magistrados, la introducción de las leyes y la deliberación de “la paz y la guerra”. El nacimiento de las “ciencias cameralísticas”, en 1727, marca un hito en la historia de la ciencia de la administración. El término se origina en el vocablo alemán “Kammer” (cámara, pieza o habitación), refiriéndose a la sala en la cual se guardaba el tesoro del Estado. Así, “cameralismo” adquirió una connotación relacionada con las finanzas públicas. La concepción ya científica de la administración pública emerge en las páginas de un libro de Charles-Jean Bonnin, quien en 1808 acuñó el término “administración pública” para referirse a la gestión de los asuntos del ciudadano como miembro del Estado.
En 1884, en nuestro país, se publicó el libro titulado “El Administrador Público”, obra de un destacado funcionario público como fue Hermógenes Pérez de Arce, quien desde la esfera del derecho afirmaba la existencia de una ciencia administrativa de lo público. La formación en Administración Pública en Chile comienza formalmente en el año 1954, con la creación de la antigua Escuela de Ciencias Políticas y Administrativas dependiente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile.
Durante el régimen militar, sin embargo, y a partir de un proceso de “jibarización” del Estado iniciado en los años 80 del siglo XX en Chile, la administración pública tuvo un largo periodo de invisibilización. Hoy en día vivimos un virtuoso auge de la disciplina, con 19 escuelas de Administración Pública y cierta diversidad de enfoques sobre la formación en asuntos públicos. Algunas escuelas poniendo el acento en la administración territorial (municipios y gobiernos regionales), otros en las Finanzas Públicas; algunas carreras con mayor sintonía con la Ciencia Política, otras con programas marcados fuertemente por los Métodos Cuantitativos.
La Innovación Pública; Tecnologías de la Información y Gobierno Abierto; Transparencia y Ética Pública; Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial, son algunas de las temáticas que aparecen hoy muy presentes en las mallas curriculares de las distintas carreras de Administración Pública, lo que es una muy buena noticia considerando los desafíos del Estado en las próximas décadas.
En la dimensión laboral, Administración Pública es hoy una de las carreras con mayor empleabilidad de Chile, según la Subsecretaría de Educación Superior, con un 82% de posibilidades de conseguir empleo al primer año de egreso y salarios bastante competitivos.
Con el resultado de los puntajes de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), la carrera de Administración Pública aparece como una muy interesante alternativa para aquellos jóvenes que desde una formación interdisciplinar quieran impulsar cambios sociales, aportar a la modernización del Estado, contribuir a resolver problemas sociales complejos y que tengan una marcada vocación de servicio público.
Por Ignacio Cienfuegos, académico del Departamento de Política y Gobierno UAH. PhD en Gestión y Gobierno de la Universiteit Twente, Holanda.
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