Columna de Ignacio Tornero: ¿Está China en decadencia?

¿Está China en decadencia?
¿Está China en decadencia? REUTERS


Bastante reiterados han sido los comentarios de que, aparentemente, China estaría comenzando a entrar en un inevitable periodo de decadencia luego de cinco décadas de incomparable desarrollo. Este fenómeno y visiones similares se suelen englobar bajo la expresión “peak China”.

¿Está realmente China viviendo una inexorable decadencia? Me parece que no. ¿Entonces, por qué es cada vez más frecuente leer o escuchar afirmaciones en dicho sentido? Algunas aclaraciones y matices debemos hacer.

Tres son los principales argumentos que suelen esgrimirse para respaldar la teoría del declive de China. El primero, dice relación con el problema de la sostenibilidad del régimen comunista en el tiempo, y la creencia de que tarde o temprano el partido caerá al igual que lo hizo la Unión Soviética. Sin embargo, luego de 75 años en el poder no hay contundentes señales de que el sistema podría fracasar - al menos en el corto plazo. El segundo, dice relación con la disminución de la población china y, en definitiva, de su envejecimiento y de los problemas sociales y económicos que esto tendría aparejado. China efectivamente está enfrentando un problema de envejecimiento de su población. En 2023, aproximadamente un 20% de la población tenía 60 años o más (ESCAP), y la tasa de fertilidad de las mujeres se situó en 1,2% en 2022 (Banco Mundial); muy por debajo de la tasa de reemplazo. Sin embargo, probablemente este no sea un factor que, al menos de forma aislada, puede llevar a China a una eventual decadencia. El tercero, se refiere a los desafíos económicos que está enfrentando el gigante asiático recientemente. Este, creemos, sí podría convertirse en un factor que, de no revertirse oportunamente, podría llevar a un posible decaimiento de China en el mediano-largo plazo; sobre todo considerando la íntima relación que este tiene con el primero.

¿Pero cuáles son los problemas de esta línea argumentativa?

El primero, se refiere a uno de orden más bien filosófico y de cosmovisión; consistente en que bajo la interpretación de los líderes del PCC no es China quien estaría en decadencia, sino el modelo occidental liderado por Estados Unidos. A esta diferencia sustancial, se le sumaría el hecho de que China tendría una perspectiva histórica de largo plazo, y que sus líderes buscarían convertirla en un “gran país socialista moderno que lidere el mundo en términos de poderío nacional conjunto e influencia internacional” en el centenario de la fundación de la República Popular China en 2049.

El otro problema, consistiría en que el término “peak China” sería un concepto bastante relativo y de compleja cuantificación. De esta forma, un análisis del ascenso o declive de China no solo debería considerar elementos económicos, sino que, a su vez, necesitaría incluir muchos otros como presencia diplomática, influencia en comercio exterior, poderío militar, desarrollo tecnológico, entre varios otros.

Finalmente, y probablemente el más importante, dice relación con la imposibilidad que ha tenido occidente para determinar la capacidad real de China de innovar y convertirse en un líder mundial en industrias como la inteligencia artificial, robótica, energía nuclear, electromovilidad, biofarmacéutica, semiconductores, entre otras. Así lo ha señalado recientemente un informe publicado por la Information Technology and Innovation Foundation (ITIF).

Por solo mencionar un caso práctico, basta con mirar lo que está sucediendo en el mundo con los autos eléctricos chinos y, más recientemente, lo acontecido en China con el lanzamiento del iPhone 16 y del Huawei’s Mate XT.

Por Ignacio Tornero, CEO East Consulting, profesor adjunto PUC.