Columna de Jacqueline Balbontín: ”Impacto de las 40 Horas y la Flexibilidad Laboral”

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"Los colaboradores esperan más que un buen sueldo o beneficios económicos; anhelan contar con mayores espacios que les permitan conciliar su vida personal y familiar con su desarrollo profesional, y que sus labores tengan un sentido y un propósito mayor. "



Tras años de debate, el viernes 14 de abril se promulgó la ley que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. Sin duda se trata de un hito relevante para el país y sus trabajadores, no solo por el amplio consenso que se logró en torno al proyecto, sino también porque sitúa a Chile al nivel de varios países desarrollados. De hecho, de las 36 naciones miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 25 tienen una jornada de 40 horas o menos.

Pero más importante aún es que esta política pública se traducirá en un mayor bienestar para los trabajadores y sus familias, lo que es fundamental si consideramos los cambios de paradigma que se han producido en el mercado laboral en los últimos años, sobre todo post pandemia. Los colaboradores esperan más que un buen sueldo o beneficios económicos; anhelan contar con mayores espacios que les permitan conciliar su vida personal y familiar con su desarrollo profesional, y que sus labores tengan un sentido y un propósito mayor. Estudios como la encuesta Gartner 2022, donde el 82% de los consultados dijo que esperan que las organizaciones los vean como personas y no solo como empleados, ratifican lo anterior.

Otro efecto positivo de contar con menos horas de trabajo a la semana es que permite conformar equipos más motivados y comprometidos. Existe vasta literatura que así lo demuestra: por ejemplo, según un informe del Observatorio del Contexto Económico de la UDP (2021), “una reducción de la jornada laboral puede generar incrementos en la productividad, debido a que disminuye la fatiga, los errores, la accidentabilidad, el ausentismo y los conflictos entre la vida personal y laboral, entre otros”.

Todo lo anterior implica desafíos para las empresas, entre los que destaca la necesidad de comprender que contar con una jornada laboral reducida es parte del futuro del trabajo, donde la flexibilidad es parte de la nueva normalidad. Así lo entendemos en Scotiabank, donde ese atributo es precisamente el gran protagonista de la relación entre el banco y sus colaboradores.

Así, desde 2021 instauramos un modelo laboral híbrido y flexible, que combina la presencialidad con el trabajo remoto. Además, en mayo de 2022 nos convertimos en el primer banco privado del país en reducir su jornada a 39 horas semanales.

A un año de implementada la medida, con orgullo podemos decir que hemos mantenido los niveles de productividad y que el aumento de las horas extra ha sido de solo 2% a la semana, que se traducen en dos minutos por persona, lo que ha sido posible por el proceso de modernización y transformación digital que el Banco viene desarrollando hace algunos años y que nos ha permitido lograr una mayor eficiencia en el uso del tiempo.

Hemos visto, además, otros efectos positivos: la rotación ha bajado de forma constante desde que implementamos la medida, al igual que el ausentismo y las licencias médicas por salud mental. Incluso se ha producido un aumento sostenido en la evaluación de la calidad de servicio (NPS) de los principales puntos de contacto con los clientes, habiendo superado ya la meta 2023 en este ámbito.

Estos resultados demuestran que no hay que tener temor a los cambios, que es posible impulsar nuevas formas de trabajo que recojan las expectativas de los empleadores y, a la vez, permitan a los colaboradores tener una mejor calidad de vida. Invito a los líderes a atreverse a promover fórmulas laborales flexibles, a dar mayor autonomía y a confiar en el compromiso de sus trabajadores. Solo así podremos construir entornos profesionales saludables y sostenibles en el largo plazo, donde los empleados querrán permanecer y estarán conectados con los objetivos y el éxito de la compañía.

* La autora es vicepresidenta de Gestión de Personas, Cultura y Asuntos Corporativos de Scotiabank.