Columna de Jaime Abedrapo: Adiós a Jimmy Carter

Adiós a Jimmy Carter.
Adiós a Jimmy Carter. Reuters


Muchos sostienen que fue mejor expresidente que Presidente, porque su maciza contribución a la humanidad vía defensa de los derechos humanos fue con posterioridad a su administración (1977 – 1981). Otros señalan que fue paloma en tiempos de halcones durante los difíciles años de la Guerra Fría, por tanto, no habría cautelado de manera férrea los intereses de Estados Unidos y de la OTAN.

Obvio, en mundo amoral y medido por logros geopolíticos todo vale por y para la ampliación de poder temporal y mundano. Sin embargo, hoy reconocemos en Carter a un líder de trascendencia. Un hombre justo que intentó pensar y actuar en clave de justicia.

Su gobierno no involucró a su país en una guerra. Además, distendió y dio curso a la soberanía en Panamá sobre su estrecho, entre otras acciones que hablan de su compromiso con un ideal de democracia que hoy se apaga lastimosamente.

Quiso realmente la paz en Medio Oriente, sin imposiciones o dividendos pequeños. Demostró que el diálogo era posible y consiguió un acuerdo entre Egipto e Israel en Camp David (1978). Sabía que ello no era suficiente para conquistar la paz en Tierra Santa, por lo que bregó por una paz justa para los palestinos, quienes hasta hoy viven bajo ocupación y - actualmente - sufren un genocidio, fiel muestra de la decadencia de los liderazgos occidentales.

Jimmy Carter escribió “Palestina: Paz, no apartheid”, obra que fue declarada como “antisemita” por la dirigencia vinculada al sionismo internacional, pero que hoy – sin dudas- es clave para comprender cuánta razón tenía en su aproximación para la solución pacífica para los dos pueblos (Palestina e Israel). Carter sostuvo insistentemente lo que hoy los líderes Occidentales olvidan, la necesidad de crear un Estado Palestino,

En consecuencia, Carter buscó la paz sin consideraciones pequeñas como en la actualidad. Su talante no respondía a razones de beneficios comerciales y financieros. Su estrategia contraria al miedo que se trasforma en violencia fue precisamente el conocimiento mutuo, el respeto al otro y la búsqueda de acuerdos.

Carter creyó en la construcción de la paz como fuente de legitimidad de la política, y también fue coherente en ello. Recibió críticas furibundas del establishment estadounidense, pero su obra trascenderá como la de un visionario. Su manera de entender la política nos permite reconocer la “pasta” o “estirpe” de un líder atemporal.

El Presidente Carter encarnó los ideales más excelsos de la democracia liberal que hoy se encuentra en crisis de representación, por medio de su compromiso decidido con la verdad, la justicia y la moral.

Por Jaime Abedrapo, dr. derecho internacional público.

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