Columna de Jaime Bellolio: Crecer como Baviera
En el marco de su gira por Europa, el Presidente Boric destacó en Alemania que “el Estado de Baviera tiene 13,5 millones de habitantes y tiene el doble del PIB de Chile. Tenemos que ponernos metas ambiciosas, y en nuestra patria podemos llegar así de lejos, depende de nosotros y de las decisiones que tomemos hoy”.
Tiene razón el Presidente, se puede hacer y está en nuestras manos.
Es interesante que haya ocupado el ejemplo de Baviera como modelo de desarrollo, probablemente por algunas similitudes con nuestro país en términos de la influencia de la religión católica, los gobiernos socialcristianos, una economía agrícola e industrial y en las últimas décadas, de auge innovador y de empresas internacionales.
Quizá sin quererlo, al promover esa forma de desarrollo, el Presidente vuelve a ratificar un giro sobre la idea original que inspiró el programa de campaña y que luego se defendió con tanto entusiasmo en el borrador constitucional del 2022. Porque las ideas de limitar las libertades sociales y económicas, del monopolio del Estado en los bienes públicos, del dirigismo y planificación central fueron parte del ideario plasmado en las promesas de “cambiarlo todo” y “refundar” el país, y se parecen mucho más a las que se aplicaron en Alemania del Este que en las regiones que no estuvieron detrás del Muro.
La aplicación de esas ideas totalitarias, siguen teniendo consecuencias hasta el día de hoy, aun cuando han pasado más de 30 años desde la reunificación. Las regiones que antes estuvieron bajo dictadura comunista hoy tienen menor ingreso per cápita, más desempleo, menor valoración de la democracia y hacia Europa, y menos satisfacción con la vida, o felicidad.
Si el Presidente quisiera tomar las decisiones para asemejarnos a Baviera, debe enterrar definitivamente el prejuicio que subyace en buena parte de su coalición de que el impulso privado está fundado en “coñetes” que no pagan mejor porque no quieren, que solo pueden crecer al alero del Estado, que destruyen todo por su paso y donde no existe la generación de valor compartido.
Quizás, en definitiva, el Presidente debiera conocer más a fondo la historia y el legado de Ludwig Erhard, originario de Baviera y uno de los responsables del milagro económico alemán, que resumió en una frase lo que inspira la economía social de mercado que tanto éxito le ha traído a los alemanes, “Quiero probar mis propias fuerzas, quiero hacerme cargo yo mismo de los riesgos que enfrento en mi vida, quiero ser responsable de mi destino. Te encargo a ti, Estado, crear las condiciones para que pueda hacerlo”.
Efectivamente, si Chile quiere ser como Baviera, hay que confiar más en las personas, en el esfuerzo y su responsabilidad, con el debido acompañamiento del Estado, más que seguir creyendo ciegamente en que el Estado es la única solución a todos los problemas y que solo a través de su intervención, las personas y la sociedad se podrán desarrollar.
Por Jaime Bellolio, director Observatorio Territorial IPP UNAB