Columna de Jaime Bellolio: “El día después de mañana”

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A diferencia de la película titulada como esta columna, el lunes no habrá una catástrofe por las elecciones. Y si alguna tormenta hay, el centro estará en el gobierno o la política en general, pero difícilmente para los ciudadanos que dicen “no importa lo que pase, igual tengo que ir a trabajar el lunes”.

¿Qué cambiará pasado mañana?

Si ganara el “A favor”, el gobierno y su coalición quedarían nuevamente derrotados, se produciría una pugna interna liderada por el extremo izquierdo y su agenda de reformas se vería aún más disminuida. Por el lado de la oposición, se debatirá sobre quién es el mayor ganador y si tendrá algún efecto en las futuras elecciones. Por último, la centroizquierda jugaría un rol muy relevante en generar los acuerdos para implementar las nuevas reglas.

En caso de rechazarse nuevamente la Constitución, aumentará el descrédito general hacia la política, pero los focos inmediatos estarán en la oposición. Habrá una intensa controversia sobre qué cosas o quiénes ayudaron a que fracasara el proyecto -en especial si la votación es estrecha- cuestión que duraría hasta que deban ponerse de acuerdo para las próximas elecciones locales, que exigen esa coordinación.

Por su parte, el gobierno tendría un respiro después de un muy mal año -y una semana horrible- y como le es imposible celebrar la nueva ratificación de la Constitución de “los cuatro generales”, seguramente querrá hacer un falso empate con el proceso anterior, donde no se habría escogido ni una constitución de izquierda ni de derecha, y que por tanto la solución son las reformas impulsadas por ellos, que serían el justo medio. Nuevamente el flanco izquierdo querrá hacer algún gesto para su público, mostrando que eso de que ya no es tan mala la Constitución vigente y que de la originaria ya no queda nada, fue solo una estrategia de campaña. ¿O alguien supone que el PC cree ahora sinceramente que la Constitución es fantástica y es mejor mantener el statu quo?

Pero habrá otras cosas que seguirán su curso sin importar el resultado. Si el terremoto de la corrupción con los convenios tuvo su epicentro en el Minvu, todas las réplicas seguirán siendo en La Moneda. Al mismo tiempo, la crisis de seguridad -que no es de mera percepción o de conspiración de la prensa libre por mostrar malas noticias- seguirá siendo tema principal y disonante con el gobierno, especialmente cuando reflota el gravísimo error presidencial de los indultos.

Será estrictamente necesario que el gobierno ajuste a su equipo para los próximos meses para intentar tomar control de la situación y esperando con ansias que llegue febrero y el receso parlamentario.

Para aquellos que no viven de la política, seguirá la preocupación por la Navidad y el Año Nuevo, por sus familias, la delincuencia, sus trabajos, salud, la falta de acuerdos, pero sobre todo, por la incerteza de un futuro compartido.

Si total, el día después de mañana, igual hay que ir a trabajar.

Por Jaime Bellolio, director Observatorio Territorial IPP Universidad Andrés Bello