Columna de Jaime Bellolio: ¿Y si gana Milei, qué?
Este domingo son las elecciones generales de Argentina, donde se votará entre los cinco candidatos a Presidente que clasificaron en las PASO. Todo dice que la incertidumbre se basa en dos cosas: si es que habrá segunda vuelta, y si la hay, quién sale segundo.
En estos últimos días hemos visto la euforia de los seguidores de Milei, que con su sorpresivo apoyo en las primarias, se ha transformado en un imparable. Su apoyo no responde a la caricatura que la izquierda quiso hacer, como un representante de la elite, del empresariado y totalmente alejado del sentimiento popular. Pues no, más bien ocurrió al contrario, es en zonas populares, en jóvenes y adultos mayores donde ha tenido fuerte apoyo. Por supuesto hay muchísimas razones que lo explican, pero hay dos comunes: romper con la política -la casta- y un radical cambio en la economía, especialmente con el dólar y la inflación.
Es muy larga la historia de graves problemas políticos y económicos que han llevado a la decadencia al país que fuera en su momento de los más ricos del mundo, y que hoy tiene a cerca de la mitad de su población sumida en la pobreza, pero sobre todo, en la desesperanza y la desconfianza. De ahí que son muchos quienes dicen: lo voto para probar lo nuevo, démosle una oportunidad, no viene de la política, ya estamos hartos. Suena como un lamento que busca una salida, una luz en el tenebroso pozo al que han sido empujados.
El kirchnerismo y el peronismo amenazan con quebrarse si quedan fuera del balotaje con el ministro candidato, que hace las veces de presidente de facto hace ya semanas. Algo similar podría ocurrir en Juntos por el Cambio, con una candidata que promete seriedad y estabilidad en tiempos de exageración y extrema polarización. Se hace difícil hacer el pronóstico final, ya que se estima que aumentará el padrón de votantes -aunque el voto es obligatorio, la multa por no votar equivale a unos 50 pesos chilenos en cambio real- y ahora estarán habilitados cerca de 452 mil residentes en el extranjero. De ellos no se sabe casi nada.
Si gana Milei, la izquierda dura ya ha dicho que no le permitirá gobernar o siquiera asumir, y querrá impulsar un “estallido”, ese con que sueñan quienes admiran las dictaduras latinoamericanas, allá y acá.
En Chile, habrá quienes quieran parecerse, como ha anunciado Parisi, y otros que “son lo mismo, pero no igual”, en el caso del candidato republicano. Peligrosa comparación, en tiempos que en Chile se busca reducir la incertidumbre y entregar certezas en trabajo, seguridad y salud.
Y si en nuestro país el futuro está secuestrado por el corto plazo, en Argentina ya casi no se imaginan planificándose más allá de una semana, ya que el dinero quema en las manos. Y entonces los espectáculos se repletan, los fanáticos viajan por el mundo viendo ganar a su selección, y deben vivir cual carpe diem.
¿Y si gana Milei, qué? pregunté a un gran amigo trasandino. Su respuesta fue decidora: Mirá, no sé qué pasa el lunes, no preguntés más allá.
Por Jaime Bellolio, director Observatorio Territorial IPP, Universidad Andrés Bello