Columna de Jaime Calderón: Salud sigue en la UTI: Ejes para la salud
El sector salud sigue en la UTI. Es un problema dilatado por décadas en distintos gobiernos que no está en concordancia con el desarrollo que ha tenido Chile. Se duplica el gasto PIB en salud con un crecimiento del 9% real el último decenio y el enfermo no mejora. Seguimos perseverando en las mismas recetas ¿no será tiempo que cambiemos de doctor?
El objetivo de un sistema de salud es que el paciente tenga un acceso igualitario y oportuno a los servicios de salud sin discriminación ninguna de preexistencias, económica, de raza. El paciente es el gran olvidado en las últimas décadas. ¿Cómo conseguimos ese objetivo?
En primer eje es que este es un problema multidisciplinario donde concurren médicos, enfermeras, tecnólogos, matronas, profesionales de la salud, arquitectos, ingenieros, economistas. Es un problema complejo juntar visiones distintas. No hay que confundir medicina que es “sanar” con salud que es “equilibrio orgánico”.
Un segundo eje es que el Estado, por intermedio del Ministerio de Salud, es el conductor de las políticas públicas en salud, como se hizo en la pandemia, quien debe coordinar toda la red hospitalaria. Aquí nace otro problema ¿qué Estado? La estructura orgánica del ministerio actual no ha evolucionado con los avances tecnológicos. En mi opinión, debe existir un ministerio dirigido por un profesional con una visión “macro” asesorado por un comité consultivo de cinco o siete profesionales de diversas disciplinas, los “sabios” de la salud. Este ministerio debe tener vicepresidencias ejecutivas en las diversas áreas de la salud. Los hospitales deben estar estructurados con directorios y gerencias incorporando la variable productividad para que puedan captar recursos privados y de sociedades de beneficencia, con participación de los trabajadores en los resultados. Mejorar la gestión de los hospitales públicos concesionando los servicios de aseo, lavandería, seguridad y otros, exceptuando los servicios médicos. Un Estado moderno con metas
quinquenales, decenales que trasciendan los gobiernos de turno. La modernización de Fonasa orientado a los pacientes como seguro público y un sistema autónomo electrónico de licencias médicas.
Un tercer eje es la prevención, el gran déficit de las últimas décadas en los sectores público y privado. ¿Cómo vamos a enfrentar los problemas de obesidad infantil, alcoholismo juvenil, drogadicción salud mental, salud odontológica? Se necesita un inédito programa preventivo en salud que incorpore la inversión privada mediante el sistema de concesiones. Privilegiar la medicina primaria y medicina familiar, programas como elige vivir sano, materno infantil, salud bucal y financiar vía GES exámenes preventivos como las mamografías, colonoscopias, ecotomografías, diagnóstico por imagen, exámenes de sangre. La prevención produce importantes ahorros para el Estado.
Un cuarto eje que se debe definir es qué se entiende por seguridad social. Hay una vieja escuela de salubridad pública que determina que seguridad social solo debe ser entregada por el Estado y de ahí nace el concepto de fondo único. Pero en Chile existe un sistema mixto donde los servicios de salud son entregados por prestadores públicos y privados donde el sector privado atiende el 52% de las atenciones médicas y con solo el 20% de las camas el 47% del total nacional. Hay que corregir
los seguros privados de acuerdo los principios de la seguridad social y legitimarlos. Un sistema de seguridad social mixto con participación público y privada orientando los recursos a las personas para que elijan libremente el prestador “de por sí” produce una correcta asignación de recursos y es la “piedra angular” de un sistema de seguridad social moderno.
Hay problemas que resolver como la coordinación de los sistemas de compras públicas entre las unidades de inversiones de los servicios de salud, central de compras y Chile Compra donde hay un enorme fuga y mal uso de recursos públicos. La capacitación médica, introducción de tecnologías, distribución de campus clínicos, rol de las sociedades científicas, trasparencia en el financiamiento de congresos médicos, seguro catastrófico universal son problemas que deben ser resueltos como política de Estado. El rol de las facultades de Medicina es trascendente.
Es grave la falta de liderazgo político en resolver el problema de la salud. La inédita e inconstitucional resolución de la Tercera Sala de la Corte Suprema es un problema de larga data que se origina por la falta de reajustabilidad de los seguros privados, como lo hicieron ver oportunamente varios ministros de la Corte en los 2000, donde ni el Ejecutivo ni Legislativo hicieron nada, lo que dio origen a la resolución del Tribunal Constitucional del año 2010 que abrió las puertas de la judicialización del sistema que produjo un colapso administrativo en la Corte, origen de la resolución judicial del 2022, produciendo un grave daño al sistema de salud chileno.
Las grandes crisis son grandes oportunidades. Si actuamos con criterio de Estado teniendo presente que el objetivo de todo sistema de salud son los pacientes, si superamos los eslóganes, el actual gobierno tendría la oportunidad histórica, como lo hicieron Eduardo Cruz-Coke y Salvador Allende en los 50, de dejar como legado un sistema de salud que entregue un acceso igualitario y oportuno a todos los chilenos, que va a trascender por décadas.
Por Jaime Calderón Riveros, Ingeniero Comercial
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