Columna de Javier Sajuria: La biografía como material político
Las biografías y los perfiles biográficos suelen ser una ventana interesante para aprender sobre la vida y pasado de personajes políticos. Pero como todo material escrito, es importante comprender sus motivaciones políticas y, con ello, los efectos que pueden tener en nuestra percepción sobre estas personas.
Este medio publicó, durante el fin de semana, un perfil de Johannes Kaiser, quién es la nueva sorpresa del próximo proceso presidencial. La irrupción de personajes en la arena presidencial de forma intempestiva se está convirtiendo en tendencia. Desde los tiempos en que Laurence Golborne se asomaba como el candidato de la derecha -y que cayó por su amor por las inversiones offshore– pasando por la nunca realizada candidatura de Pamela Jiles o las rendiciones de ropa interior de Franco Parisi, Kaiser es uno más en esa larga lista de personajes que parecen surgir como la espuma y que, como la misma, son más vacías de lo que se ven.
El perfil de Kaiser muestra una historia familiar compleja, llena de desafíos y que, sin decirlo, pretender dar explicación racional a las ideas y acciones del diputado de ultraderecha. Pero la realidad es que hay miles de familias en Chile que están sujetas al drama y al dolor, mientras que sus hijos no terminan cuestionando el derecho a voto de las mujeres ni defienden el fusilamiento de 19 personas en Pisagua por la dictadura, entre otras barbaridades. Lo cierto es que ni los problemas familiares ni libros completos de biografías pueden justificar a quienes promueven ideas basadas en el odio. Y por más que nos pinten una imagen que merezca empatía y compasión, no podemos dejar que nos nuble la vista ante estos discursos.
Políticos y líderes de todo el mundo han construido su relato a partir del género biográfico. Algunos lo hacen desde la autobiografía convertida en manifiesto político, como fue el caso de los primeros libros de Obama o del ex premier australiano, John Bennett. Los villanos también lo hicieron, como Hitler con Mein Kampf o Mussolini con su autobiografía. Otros construyen su historia y su imagen a partir de lo que otros escriben de ellos. Y es en ese territorio donde el perfil de Kaiser se vuelve relevante.
Las académicas Rosa van Santen y Liesbet van Zoonen advertían hace unos años del uso de estas herramientas de historia personal en la arena política. En particular, les preocupaba su efecto en la creciente personalización de la política, donde una buena historia y las características personales parecen más importantes que las ideas y los proyectos colectivos de un candidato. En ese sentido, y dado el alto nivel de personalismo en nuestro sistema político, es aún más relevante llamar la atención sobre estos ejercicios. En este tránsito entre lo personal y lo político, los interesados buscan acentuar aquellas cosas que les entregan legitimidad y afectos, para que nos olvidemos de sus actos y dichos basados en odio.
Por Javier Sajuria, profesor de Ciencia Política en Queen Mary University of London y director de Espacio Público.
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