Columna de Javier Salinas: “De las tasas de interés y el tipo de cambio”

"¿El tipo de cambio continuaría depreciándose producto del ajuste de las políticas monetarias en Estados Unidos y Chile? Antes de tratar de vislumbrar el futuro del peso, es importante recalcar que las inversiones en monedas son riesgosas y nadie tiene la verdad absoluta, así que no consideren esto como una recomendación de inversión"



Desde inicios de julio, hemos visto una depreciación del peso de niveles por debajo de $800 el dólar, hasta alcanzar cifras en torno a los $850. Esto ha sido atribuido a que, mientras la Reserva Federal en Estados Unidos continúa incrementando su tasa de política monetaria, en Chile iniciamos el tan esperado ciclo de recortes. Más aún, como este proceso continuaría durante el resto del año y parte del siguiente, más de uno ha argumentado que el peso seguiría la tendencia a la baja?.

Detrás de esta afirmación hay una noción económica fundamental: las inversiones buscan los mayores (y mejores) retornos. Y la rentabilidad ofrecida por las tasas de interés de corto plazo en Estados Unidos está mejorando mientras que en Chile disminuye, por lo que capitales que se encontraban alocados en Chile se desplazarían hacia Estados Unidos, disminuyendo también la demanda por pesos chilenos, lo que genera esta depreciación.

Sin embargo, las monedas no solamente se utilizan con fines de inversión, sino también con fines de comercio. Es decir, el movimiento de las divisas (y su demanda) depende de las perspectivas de rentabilidad de las inversiones, pero también de los flujos de exportaciones e importaciones. Y así como el diferencial de tasas es un factor que mueve el tipo de cambio, los precios de los productos exportables e importables (es decir, los términos de intercambio) también lo hacen.

¿Y cómo es que estos dos factores afectan al peso? Pues bien, lo que los datos muestran es que los movimientos en el precio del cobre, el principal producto de exportación en Chile, tiene una altísima correlación con el peso chileno, mientras que en el caso del diferencial de tasas, a veces co mueven en la dirección esperada pero otras veces no lo hacen. De hecho, para no ir tan lejos, durante el período del proceso de alza de tasas que vivimos desde mediados del 2021 hasta finales de 2022, donde la tasa de política monetaria pasó de 0,5% a 11,25%, el peso pasó de niveles bajo los $750 a sobre los $900 (en donde, en algunos momentos, superamos los $1.000).

Entonces, ¿qué ocurrirá hacia adelante? En otras palabras, ¿el tipo de cambio continuaría depreciándose producto del ajuste de las políticas monetarias en Estados Unidos y Chile? Antes de tratar de vislumbrar el futuro del peso, es importante recalcar que las inversiones en monedas son riesgosas y nadie tiene la verdad absoluta, así que no consideren esto como una recomendación de inversión (ya que, entre otras cosas, las recomendaciones de inversión deben estar relacionadas al perfil de riesgo de cada persona).

Existen tres opciones: que el tipo de cambio continúe depreciándose de la mano de los movimientos futuros de políticas monetarias en EEUU y Chile; que el peso haya reaccionado estos meses al cambio de los ciclos de política monetaria pero que, ya realizado el ajuste, no quede mucho espacio para seguir depreciándose por este factor; o que la fuerza gravitacional que ejerce el cobre sobre el peso lleve a que el efecto observado de las tasas sobre la moneda se desvanezcan en el futuro cercano (cuyo plazo sería incierto).

Yo me inclino a pensar que la conclusión de este episodio de la moneda terminaría entre la segunda y la tercera opción, y que el ajuste de política monetarias no continuaría siendo una fuerza depreciatoria del peso en lo que queda del año. Pero esa pregunta solamente el tiempo la podrá responder.

* El autor es economista jefe de LarrainVial Research