Columna de Javier Salinas: El poder de las señales
"Así, para dar respuesta a los eventos financieros que podríamos ver en el futuro, no solamente hace falta actuar, sino también anunciar fuerte y claro. Las señales son poderosas. Y esto no solamente aplica a las empresas, sino también a los mercados y los países."
Una de las piezas claves de la solidez del mercado financiero es la confianza que los diferentes actores tienen en él. Esta, por cierto, no es una confianza ciega (se respalda en transparencia, regulación, garantías, disciplina, etc.), pero cuando se pierde, las consecuencias son evidentes.
Durante marzo, fuimos testigos de tres eventos de pérdida de confianza hacia bancos norteamericanos: el Silvergate Bank, el Silicon Valley Bank y el Signature Bank. Ninguno de ellos tenía una cartera de créditos particularmente riesgosa. Sin embargo, los depositantes decidieron retirar sus depósitos (por diversas razones), y eso (aunado a una composición particular de la cartera) los llevó a la quiebra, sembrando dudas acerca de la solidez del sistema.
Me centraré en los últimos dos. En el caso del Silicon Valley Bank, parte relevante de sus depósitos provenían de la industria tecnológica, proporción que creció durante la pandemia. Sin embargo, en los últimos meses, los depositantes comenzaron a enfrentar necesidades de liquidez, y para poder hacerles frente, retiraron sus depósitos. Parte relevante de los activos del banco se encontraban invertidos en bonos de bajo riesgo, pero de larga duración, por lo que, al verse en la necesidad de venderlos para hacer caja, el banco tuvo que enfrentar pérdidas relevantes. Sin embargo, más allá de los fundamentos, el grueso de los retiros (es decir, la corrida) se da inmediatamente después de que el banco transparenta esta situación, lo que nos muestra la importancia de la comunicación, las señales y la confianza.
En el caso del Signature Bank, los depositantes comenzaron a retirar sus depósitos después de la caída de FTX. Pero las noticias del SVB fueron las que incrementaron los temores entre los depositantes, lo que provocó que éstos trasladaran sus depósitos hacia bancos más grandes. De nuevo, pérdida de confianza.
Estas dinámicas no son algo exclusivas del sistema bancario. Aquellos que tenemos más de una crisis cargando en la espalda sabemos que si bien la fragilidad financiera es algo que se observa en las cifras, más de una se ha gatillado por un anuncio. Un ejemplo: la crisis del tequila en 1994 se originó en México por desequilibrios macroeconómicos que llevaron a relevantes pérdidas de las reservas internacionales para defender un tipo de cambio bastante fijo, pero que culminó con una devaluación significativa y con un cambio de régimen cambiario. Sin embargo, el gatillante de la salida de capitales fue un anuncio de las autoridades frente a los empresarios, en el que notificaron que una devaluación vendría, evento que conocemos en ese país como “el error de diciembre”.
Pero, así como estos bancos sufrieron las consecuencias de la pérdida de confianza, para recuperarla son necesarias señales claras. Ese fue el caso de la reacción de los participantes del sistema financiero norteamericano tras los eventos de marzo: mayores garantías estatales a los depositantes, mayor liquidez a los bancos y otras instituciones financieras por parte de la Fed, apoyo de las instituciones financieras más grandes hacia las más pequeñas (no por altruismo, cabe destacar). Y si bien estos anuncios provocaron que los temores acerca de la aparición de nuevos eventos como estos disminuyeran, éstos no se han desvanecido del todo.
Así, para dar respuesta a los eventos financieros que podríamos ver en el futuro, no solamente hace falta actuar, sino también anunciar fuerte y claro. Las señales son poderosas. Y esto no solamente aplica a las empresas, sino también a los mercados y los países.
* El autor es economista jefe LV Research.
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