Columna de Javiera Toro: Un Chile que cuida es un Chile para todas
Las labores de cuidado constituyen un pilar fundamental para sostener la vida y el trabajo, siendo imprescindibles para la reproducción de la sociedad.
Detrás de este importante trabajo se esconde una invisibilización histórica, que ha mantenido este tema relegado al ámbito privado y como una responsabilidad propia de las mujeres. En esta realidad se funda una de las principales razones por las que estamos avanzando en la construcción del Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados “Chile Cuida”: el reconocimiento, la distribución social del cuidado y su corresponsabilidad son tareas fundamentales en las que el Estado, la comunidad, las empresas y las familias deben tener un rol relevante.
Según la Encuesta Social Covid 19 (Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 2021), tres de cada cuatro mujeres mayores de 30 años realizan labores de trabajo doméstico y/o de cuidados no remunerados en su hogar, mientras solo uno de cada cuatro hombres asume estas responsabilidades. Esto, por cierto, no es una coincidencia. La misma encuesta señala que en 4 de cada 5 hogares donde se realizan labores de cuidado no remuneradas de personas dependientes, este trabajo estuvo a cargo de una mujer y en 3 de cada 10 fue realizado por una mujer de 60 años o más. Asimismo, las mujeres jóvenes ven afectadas sus trayectorias académicas y profesionales por destinar tiempo a esta labor. Según los datos del sondeo Juventudes Cuidadoras 2023, de INJUV, uno de cada cuatro jóvenes dice tener un cuidado directo hacia otra persona sin remuneración. De ese porcentaje, un 64% son mujeres mientras que solo un 36% son hombres.
Las mujeres ocupadas, por su parte, destinan un porcentaje significativamente mayor de su tiempo a labores no remuneradas que los hombres ocupados. No es sorprendente que la Encuesta de Bienestar Social del 2021 (MDSF, 2021) muestre que las mujeres declaren mayor insatisfacción que sus pares hombres respecto de su distribución del tiempo, lo que impacta en otros indicadores de bienestar: un 20,4% declara un balance afectivo negativo y un 27,5% síntomas moderados o severos de ansiedad y/o depresión.
Por eso hablamos de la vital relevancia de la perspectiva de género en la construcción de Chile Cuida, porque entendemos que la redistribución de los cuidados es una materia urgente que permitiría mejorar las condiciones materiales de vida de las mujeres, ofreciendo más alternativas para sus proyectos de vida y construyendo mayores espacios de libertad. Si no consideramos esa arista seguiremos perpetuando una estructura que, junto con explotar la fuerza de trabajo de las mujeres, no reconoce ni visibiliza el valor de ese trabajo.
El Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, Chile Cuida, es una red de instituciones y servicios cuyo objetivo es garantizar los derechos de las personas que cuidan y de quienes requieren cuidados. En ese marco, su puesta en marcha entrega respuestas concretas para la población que requiere cuidados, y, al mismo tiempo, releva y se hace cargo de las necesidades de las personas cuidadoras, dando pasos en su reconocimiento y en la promoción del principio de corresponsabilidad para que tengan para sus vidas y permitiendo más grados de autonomía. Este último punto adquiere particular importancia si consideramos que, incluso, esa liberación de tiempo abre la posibilidad de potenciar la inserción de mujeres en el mundo laboral y otros aspectos de su vida personal.
En materia de cuidados, la diferencia de género es una realidad que preocupa pero que, sobre todo, nos ocupa. Redistribuir las labores y reconocer social y culturalmente que los cuidados no son un asunto de mujeres son parte de los desafíos prioritarios que nos impusimos para edificar una Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados con pilares robustos que pueda proyectarse en el tiempo transformándose en un compromiso país y una política de Estado.
Javiera Toro, ministra de Desarrollo Social y Familia. Columna escrita junto a Francisca Gallegos, subsecretaria de Servicios Sociales; Verónica Silva, subsecretaria de la Niñez y, Paula Poblete, subsecretaria de Evaluación Social