Columna de Jeannette von Wolfersdorff: “Diversidad generacional para innovar”
"Generaciones más jóvenes no solo pueden traer mayor motivación, sino otra condición importante a la hora de tener que innovar: ¡Cerebros más flexibles!"
La evolución humana es gradual, pero se adelanta en ciertos períodos. Justo en estos años, el mundo ha alcanzado una de esas “eras de aceleraciones”, escribía Thomas Friedman, columnista del New York Times. Se refería no solo a los cambios del ámbito tecnológico, sino también climático y medioambiental. En su conjunto, esos cambios requieren de innovaciones importantes, tanto en las políticas públicas como en cada empresa.
Recién en esta semana, en Alemania se unieron líderes de 40 países para preparar la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Egipto. El clima en Berlín era tan caluroso como pesimista: entre altas tasas de inflación y noticias de la prolongada guerra rusa en Ucrania, las temperaturas en la capital alemana llegaron a casi 40 grados, como resultado de una ola de calor en el hemisferio norte. La industria y el comercio alemán anunciaron la posibilidad de una recesión de hasta dos dígitos en caso de que se corte efectivamente el suministro de gas ruso. Así, eventualmente se mantendrán o reiniciarán centrales eléctricas a carbón, mientras, a la vez, la comunidad internacional debate intensamente sobre el greenwashing. Recordar así las metas climáticas y financieras del Acuerdo de París es como pensar en un paciente frágil, con bolsa de goteo intravenosa y tubo de oxígeno nasal que pronto debiera correr una maratón.
En esa era de aceleraciones y contradicciones, empresas e inversionistas empiezan a comprender no solo el impacto masivo de la IV Revolución Industrial, sino también las nuevas expectativas de la sociedad en materia sostenibilidad. Pero, en prácticamente todos los mercados, “no ser sostenible de verdad” sigue siendo el mejor negocio, lo que lleva a los gerentes a situaciones imposibles: no pueden arriesgar reducir la -ya a menudo poca- confianza de la sociedad, ni tampoco pueden incumplir las expectativas generalmente cortoplacistas de sus accionistas.
Pero entre el intento de ser sostenible, y la presión de presentar un Ebitda máximo a fines de diciembre, sí existe una opción más pragmática: dueños de empresas, directores y gerentes podrán cooperar para actualizar las regulaciones de los mercados, con el fin de hacerlos consistentes con las expectativas de la sociedad. La historia del capitalismo muestra que ello normalmente no pasa. “Après moi le déluge” (después de mí, el diluvio) resuenan las palabras de Karl Marx, acusando la visión de corto plazo de los empresarios, comparándola con la decadencia de la aristocracia del siglo XVIII. ¿Qué factores explican este comportamiento irracional? Distintas investigaciones muestran que excesivas concentraciones de poder pueden dificultar comportamientos racionales. Puede haber un factor de edad, también.
Quien está en el mando tiende a tener mayor experiencia, y así también rangos más avanzados de edad. La mitad de los consejeros Sofofa electos en 2021, por ejemplo, son mayores de 55 años. Es un factor interesante porque normalmente, son justo las personas más jóvenes que tienen una mayor motivación para impulsar innovaciones y sostenibilidad. Una encuesta global a más de 20.000 millennials y generación Z de Deloitte (2022), mostró que las personas entre 19 y 39 años quieren ver a sus empleadores invertir en acciones ambientales, y también quieren ser involucrados en la respectiva gestión de cambio. La brecha parece enorme: solo entre un 14%-15% de ambas generaciones piensa que las empresas están tomando medidas sustantivas en materia cambio climático.
Generaciones más jóvenes no solo pueden traer mayor motivación, sino otra condición importante a la hora de tener que innovar: ¡Cerebros más flexibles! David Eagleman -neurocientífico de la Universidad de Stanford- relata en su libro Livewired la enorme capacidad de los cerebros de crear en poco tiempo nuevas conexiones neuronales y de ocupar áreas cerebrales según necesidad, como si el cerebro fuese un mapa que hay que ir conquistando según necesidad de cada persona. Así, personas ciegas pueden aprender a moverse con ecolocación, al ocupar para ello parte de sus lóbulos occipitales -la parte del cerebro encargado generalmente de la percepción visual-. Pero, hay una trade-off entre la flexibilidad y la eficiencia: a medida que su cerebro se vuelve bueno en ciertos trabajos, se vuelve menos capaz frente a nuevos desafíos.
Isaac Newton tenía poco más de 20 años cuando descubrió la ley de la gravedad, y Albert Einstein, 26 años cuando formuló la relatividad especial; James Clerk Maxwell había pulido la teoría electromagnética y se había retirado a los 35 años, recuerda Eagleman. En medio de la compleja situación actual que requiere de innovación en todos los ámbitos, más de esa capacidad y energía le haría muy bien a las empresas e inversionistas, y también a los gremios empresariales.
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