Columna de Jorge Burgos: Lo que está en juego
Resulta evidente que el proceso constituyente se contaminó con el adelantamiento de la competencia presidencial entre José Antonio Kast y Evelyn Matthei. La declaración de la alcaldesa de que no estaría dispuesta a jugar su capital político por un proyecto que va al fracaso desató no solo la molestia de Republicanos, sino una tormenta dentro de la UDI, y obligó a Kast a responderle directamente. Como es obvio, los partidos de derecha y centroderecha tienen la mayor responsabilidad respecto de la suerte del proceso, pero además necesitan demostrarle al país que están en condiciones de ofrecer una alternativa sólida de gobierno.
Cualquier atajo que busque hundir el proceso para salvar los intereses partidarios podría ser inmensamente costoso para quienes lo lleven a cabo.
Los partidos de derecha tienen una gran responsabilidad sobre los hombros. Necesitan demostrar que, a diferencia de lo que ocurrió en la Convención, esta vez puede elaborarse una Constitución de integración nacional. Del realismo con que actúen sus dirigentes dependerá la posibilidad de despejar los puntos de controversia y crear condiciones para que el texto final tenga alguna viabilidad de ser aprobado por la ciudadanía.
Por su parte para el gobierno, el riesgo mayor es creer que tiene al alcance de la mano la posibilidad de resarcirse de las dos derrotas electorales, y tentarse con la opción de adherir al voto en contra, lo que podría generar una corriente en sentido exactamente opuesto. Se quiera reconocer o no, un amplio sector de la población tiene al Presidente Boric como referente para hacer lo contrario. Al fin y al cabo, si el país está inmerso en este desafío es porque el Mandatario se empeñó en organizar un nuevo intento constitucional. No le resultará tan sencillo lavarse las manos. Al parecer, ha adquirido consciencia de ello, lo que manifiesta en sus cautelosas declaraciones del último tiempo, en las que se ha preocupado de mostrar buena voluntad hacia el proceso. Parece darse cuenta de que pisa terreno resbaladizo.
La motivación de “derrotar a la derecha” puede ser peligrosa para el PC, pues lo muestra en una actitud de boicot a un texto razonable aunque por cierto perfectible. El Frente Amplio tendrá que sacar muy bien las cuentas y actuar en sintonía con Boric. El PS, el PPD, la DC y los radicales es posible que definan su posición en función del deseo de no distanciarse del Mandatario y proteger sus aspiraciones en la elección municipal del próximo año, en la que con toda seguridad visualizan un pacto con el PC y el FA.
En las semanas que quedan para el plebiscito, todas las fuerzas políticas darán examen ante el país respecto de qué principios defienden, qué quieren cambiar y qué quieren conservar, independientemente de lo que digan o no digan las encuestas. El punto de referencia obligado es el desastre de la Convención y las ideas (o creencias) que allí dominaron. La cuestión de fondo es quiénes quieren realmente una Constitución que sostenga las libertades, permita el funcionamiento de la democracia representativa, garantice el pluralismo, asegure la alternancia en el poder, y eso implica, necesariamente, que el texto no se diferencie mucho de lo que tenemos, vale decir, el orden constitucional que le dio estabilidad y progreso a Chile por 30 años.
Más allá del resultado del plebiscito, lo primordial es reforzar la estabilidad institucional, lo cual supone cerrar el prolongado periodo de confusión que partió del modo que sabemos, en octubre de 2019.
Por Jorge Burgos, abogado
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