Columna de Jorge Burgos: Nunca más

Familiares de presos políticos y autoridades cívico-militares visitan Isla Dawson a 50 años del golpe de Estado de 1973


El pasado 15 de junio, mientras la agenda pública prioritaria se concentraba en los inicios del debate de la propuesta que pudiera concluir siendo la Constitución que nos rija, en la procedencia o improcedencia de un nuevo pacto tributario, vino desde el sur una noticia vinculada a nuestro pasado, pero qué duda cabe, también a la forma en que podemos construir nuestro presente y futuro.

Me refiero al acto con que el Ministerio de Defensa y la Armada recordaron el medio siglo del establecimiento en la austral Isla Dawson de un centro de presión política ajeno a toda normativa de un Estado de derecho. Allí, en presencia de víctimas de dicha privación de libertad, de descendencia de aquellos que ya no están entre nosotros, el comandante en jefe de la Armada sostuvo: “Que estos hechos no ocurran nunca más, ni aquí ni en ninguna parte del mundo”. Quienes hemos seguido la historia de estos actos repertorios tenemos en la memoria otras visitas a Dawson, pero la declaración que citamos es enhorabuena novedosa y da cuenta de un aprendizaje aplazado en esa rama de nuestras FF.AA.

Coincidentemente, en estos días se cumplieron 20 años de la declaración del “Nunca más” que le correspondiera hacer a quien en esos años detentaba el mando del Ejército, el general Juan Emilio Cheyre. En esos días, el reconocimiento institucional de la violación sistemática de los DD.HH. constituyó un hecho trascendente, hasta cierto punto de vista impensado, que no solo tuvo un alto impacto comunicacional, sino también significó un compromiso con la no repetición y el inicio de la recuperación del sentido ciudadano de un Ejército perteneciente a todos.

Dos hechos, uno de hoy otro de dos décadas atrás, que dan cuenta de una historia, una trágica historia asumida, que nos permite mirar el pasado de una manera que a su vez nos permita construir un futuro con mayor solidez, que provenga del reconocimiento de las causas y consecuencias de lo acaecido hace medio siglo.

Tal como hemos mencionado, dos hechos contributivos a la verdad histórica, uno realizado hace veinte años atrás por el Ejército, pero cierro esta columna con otro, algo inadvertido que está justamente en la vereda contraria.

En efecto, el documento “Reflexiones sobre las actuaciones del Ejército y sus integrantes en los 50 años y sus efectos en el ethos militar”, hecho público por el general Ricardo Martínez M. en las postrimerías del ejercicio de su mando, ha sido eliminado de la página web institucional, sobre el discutible argumento que su autor ya no pertenece a la institución.

Resulta poco creíble sostener que una larga reflexión, compleja en sus alcances, cuidadosa en su texto, haya sido un trabajo en solitario, sorpresivamente hecha pública y no compartida ni discutida.

Sin duda el documento del general Martínez es una valiente reflexión, es un eslabón más en el indispensable ajuste de cuentas sobre el pasado reciente, un reconocimiento claro de lo ocurrido.

La decisión del actual alto mando no resulta fácil de entender; si quieren revisar algunos conceptos o conclusiones pues háganlo, pero cancelarlo es un grave error y va en la dirección contraria del “Nunca más”.

Por Jorge Burgos, abogado

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