Columna de Jorge Burgos: Reglas para recuperar el rumbo perdido
El año termina con una propuesta que busca afrontar el problema de la fragmentación excesiva que afecta al sistema de partidos, y al que suelen atribuirse -con razón- las dificultades de gobernabilidad. La propuesta compromete a los senadores de Chile Vamos, del PS y del PPD, y establece que solo los partidos que obtengan al menos el 5% de los votos a nivel nacional podrán tener representación en la Cámara, aunque se exceptuarán los partidos que consigan sumar ocho parlamentarios entre los diputados elegidos y los senadores que no se renovaron. En la primera elección, el umbral para obtener representación será de 4%.
La disposición menos pacífica es, por cierto, la que establece que los parlamentarios que renuncien a su partido, o los independientes que empiecen a militar en uno distinto de aquel por el que fueron elegidos, perderán el cargo. De aprobarse tal criterio, constituiría un cambio de relevancia.
¿Tiene posibilidades de prosperar esta propuesta? No será fácil que consiga en la Cámara un respaldo suficiente. Como es obvio, los pequeños partidos, como el PR, el PDG o la Federación Regionalista Verde Social, temen por su futuro. El propio PC podría ver amenazada su supervivencia parlamentaria. Se complica también el panorama para partidos que pretenden emerger como Demócratas y Amarillos. Por razones distintas, el Partido Republicano no parece dispuesto a respaldar esta reforma, pues insiste en reducir el número de parlamentarios.
Temas no tocados por la propuesta son los pactos electorales de los partidos, que algunos consideran que deberían prohibirse, o la paridad de género, que podría resurgir como bandera de agitación transversal. Hay otros asuntos que quedan pendientes, como la cuestionable división de los actuales distritos. La reforma apunta en una dirección correcta, y su aprobación sería un paso adelante e indispensable respecto del mejoramiento de las prácticas políticas, pero no está del todo claro que el gobierno facilite las cosas. No es claro tampoco qué pasará con los diputados del PS, el PPD y la DC.
Por supuesto que los males de la política no se relacionan exclusivamente con las fórmulas de representación. Asunto crucial es la calidad de los representantes. ¿Cómo elevar las exigencias para postular al Parlamento y a los demás cargos de representación popular? Es indispensable que los partidos apliquen criterios mucho más exigentes en la selección de los candidatos, cuestión en la que suele prevalecer el puro criterio de juntar votos. Todavía más esencial es el compromiso riguroso de todos los partidos con el orden democrático, del cual es expresión el Estado de Derecho. En este ámbito, las veleidades han sido muy preocupantes en los últimos años, y no pueden continuar.
Por el bien del país, pueda ser se llegue a un acuerdo con vigencia inmediata (2025). Sería importante que el Presidente de la República y la candidatura mejor posicionada se jugaran por esta propuesta; convengamos que sin este cambio nada bueno puede venir -en gobernabilidad-, cualquiera sea la coalición triunfante el año próximo.
Por Jorge Burgos, abogado