Columna de Jorge Burgos: Tohá - Coloma
Al terminar la gestión del senador Juan Antonio Coloma como presidente del Senado, creo es merecido reconocer que en conjunto con la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, construyeron un acuerdo fructífero y concreto a la hora de enfrentar -legislativamente- el tema que, por mucho, más preocupa a la ciudadanía, la seguridad.
Desde luego, que la ministra principal y el presidente del Senado, atendiendo a sus ubicaciones en el espectro político, llegaran a un acuerdo procesal en el Chile actual, es un mérito, y los distingue de la ola polarizada que no es capaz de reconocer legitimidad en el adversario político, actitud tan recurrente en las sociedades donde el centro fue dinamitado; en nuestro caso, diría yo, autodinamitado.
En lo particular, el acuerdo “Tohá-Coloma” permitió despachar nuevas iniciativas, destrabar otras cajoneadas por años, permitiendo por una parte que el Estado cuente con mejores instrumentos para enfrentar la delincuencia tradicional y aquella que se la signa como organizada y, por la otra, salir de aquella muy mala praxis de entender los temas de seguridad como una oportunidad para dañar electoralmente a quienes están en el gobierno, negando la sal y el agua.
Más de algún lector me dirá que no se ven resultados concretos y la inseguridad sigue rampante, pero ¿quién dijo que los frutos son inmediatos? Creo que en el mediano y largo plazo se notará la mejor postura para enfrentar a los malhechores domésticos e importados. Otros sostendrán que el largo y ambicioso listado que incluyó el acuerdo no se sancionó en su integridad en plazo autoimpuesto. Cierto, faltaron concreciones muy importantes, pero desde luego las podemos echar en falta porque se estuvo disponible a comprometerse públicamente. Y, por otra parte, no están a fojas cero. Qué duda cabe que iniciativas legales, como una nueva, simple y moderna estructura de inteligencia estatal, una ley que tipifique y sancione conductas terroristas y reemplace el vacío legal actual, normas que den aplicación concreta al cuidado de la infraestructura crítica, hoy solo en sede constitucional, son pendientes que no pueden esperar mucho más.
Solo este tipo de acuerdos son los que pueden ayudar a nuestro país a retomar una senda perdida, cuya ausencia cruza el mal momento que desde hace tiempo nos acompaña. Poco le interesa a la ciudadanía el talante o posición de quién será el muy probable alcalde de Las Condes, y si los acuerdos para presidir las cámaras fueron o no respetados a cabalidad.
El Senado, en el acuerdo que comentamos, jugó un rol relevante, y bueno sería, en particular para los pendientes, que quienes ahora conducen esa cámara -más allá de la borrasca de su génesis- asumieran esta tarea; se trata por lo demás de dos senadores de indudable prestigio. Se agradecería tal actitud, tenemos que romper la sensación ciudadana de que nada se resuelve, que los problemas se acumulan, que la política no ayuda y todos más bien esperan su oportunidad para gobernar, creándose así las condiciones para un ciclo de repetición permanente que nada bueno nos trae. No es mucho pedir y es urgente.
Por Jorge Burgos, abogado
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